La miscelánea cambia con el calendario. En diciembre se llena de juguetes y adornos; en enero y febrero, de utensilios para el hogar; y cuando llega la temporada escolar, aparecen cuadernos, lápices y uniformes. Variedades Toldas JG funciona así, adaptándose al ritmo del pueblo. Está ubicado en una de las calles principales de Toledo, con estanterías y un mostrador en el centro. Detrás de él, sentados uno al lado del otro, Arnulfo Jiménez y Sor Eleida Gómez atienden, conversan y cuentan su historia.
Ambos saben y entienden el mundo del comercio. Arnulfo creció en una tienda que tuvo su padre y Sor Eleida trabajó desde joven en almacenes y negocios del municipio. “Eso nos viene de raíz, de sangre”, dice él. Antes de llegar a esta miscelánea hubo otros intentos de cafetería, luego una tienda de abarrotes en Medellín, adonde se trasladaron obligados por la violencia que vivió el municipio a finales de los noventa. Entre 1997 y 2001 sostuvieron ese negocio en la ciudad, hasta que los costos, las deudas y la falta de conocimiento los llevaron a una crisis. “Allá tuvimos nuestro primer gran fracaso”, recuerda Arnulfo.
El regreso al pueblo no fue cosa fácil. Volvieron con lo mínimo y con dos hijas pequeñas. En Medellín, Sor Eleida había aprendido a confeccionar ropa interior, compró sus primeras máquinas y logró sostener el hogar durante un tiempo con ese taller. Volver significó, para ella, dejar atrás un proceso que apenas empezaba a consolidarse. “Eso para mí fue muy duro”, dice.
Ya en Toledo, empezaron otra vez desde abajo. Vendieron rifas, hicieron tamales y retomaron la cafetería. Sor Eleida continuó cosiendo por un tiempo, mientras buscaban una opción más estable. Fue entonces cuando ella abrió un pequeño almacén de ropa, mientras Arnulfo sostenía el negocio de comidas. Cada uno atendía lo suyo, con la ayuda de sus hijas cuando regresaban del colegio.
La idea de una miscelánea surgió de las visitas a Medellín. “Veíamos esas cacharrerías tan bonitas y decíamos: qué rico algo así acá, porque aquí no había”, cuenta ella. Cuando apareció un nuevo local, decidieron probar sin cerrar del todo lo que ya tenían. La cafetería empezó a transformarse.
Así nació Variedades Toldas JG, entre artículos para el hogar, bisutería, juguetes, ropa y productos de temporada. “No teníamos mucho conocimiento, pero sí mucha visión”, dice ella. Con el tiempo, unificaron los esfuerzos y dejaron atrás los otros negocios para concentrarse en uno solo.
El acompañamiento de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia les permitió organizarse mejor y fortalecer el negocio. “Antes uno pensaba que la Cámara era solo impuestos. Hoy nos enseñan a ordenar y a crecer, son un gran apoyo”, señala Arnulfo.
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