A las 6:30, con puntualidad extraña en este tipo de eventos, los primeros acordes de la orquesta sinfónica de Eafit comenzaron a llenar el espacio del redondel que conforma la estructura del Centro de Espectáculos La Macarena.
Los brazos y la extensión que de ellos hace la batuta del maestro Ricardo Jaramillo reparten indicaciones. Brazos en alto, brazos abajo, a derecha, a izquierda; un ritmo acompasado; música que fluía por momentos, pero que también se detenía, mientras el maestro daba alguna indicación verbal, o transmitía alguna instrucción que desde más arriba, en el tendido 5- porque no se debe olvidar que antes que cualquier cosa La Macarena es una plaza de toros- Lucho, el encargado de administrar y manejar el sonido da por su microfono de diadema, mientras vigila pantallas de ordenador y mueve de manera maestra botones y perillas.
Y Sí, la música se detenía a la mitad de algún compás porque, se me olvidaba, esto era un ensayo. El verdadero concierto 360 con Andrés Cepeda, Santiago Cruz y Juan Fernando Velásco; solo será este viernes en la noche. Tranquilo, no se lo ha perdido aún.
Lucho, el del sonido, está suficientemente ocupado, como para importunarlo, pero a su lado, Carlos Juárez, el hombre que tiene bajo su control la iluminación del espectáculo cuenta que en materia de sonido la potencia debe ser bien calculada”, explica; y si se calcula que pueden ser más de 10 mil los asistentes, lo que se requiere para que en cada sitio del centro de espectáculos se escuche con suficiente fidelidad sobrepasa los 80 mil vatios.
Pero Carlos también debe ocuparse de sus cosas, literalmente es la luz del show. Amable, fresco como si su responsabilidad no fuera mayor cuenta que el diseño de un show varía, “en un teatro un actor sentado con una lamparita debajo que ilumine su rostro es suficiente”. Aquí no es un actor sentado, son tres cantantes que se mueven por un escenario en 360 grados, una orquesta y el mismo público que también recibe su baño de luz en varios momentos.
El jueves en la noche, no hay público, o mejor, solo un público privilegiado que tuvo la oportunidad de apreciar los entretelones del montaje de un espectáculo como este. Un privilegio que para Kathya Julio ha sido el mejor regalo de cumpleaños. No tiene boleta para el show, pero pudo tener por unos minutos para ella sola a su ídolo Andrés Cepeda, tomarse varias fotos con su celular y hablarle unos minutos. En el concierto a lo sumo podría verlo quien sabe desde cuantos metros de distancia.
“Me invitó un amigo que toca el violín en la orquesta. Yo le había dicho que si le daban boletas me tuviera en cuenta. Ayer (miércoles) me mando varios mensajes de que lo llamara. Pensé que era la boleta, cuando me dijo que no, me desilusione; pero cuando me contó que podía ir con el a los ensayos le dije que le aceptaba eso como regalo de cumpleaños, de amor y amistad y de navidad”
No fueron más de 200 personas, en su gran mayoría mujeres, las que pudieron acceder al ensayo. Una pancarta y varias fotos tomadas en diferentes lugares de Medellín, en un concurso promovido por una emisora de música pop de la ciudad, les abrieron las puertas de La Macarena para que estuvieran por unos minutos con sus ídolos.
En el tendido 6 esperaban mientras la orquesta seguía afinando sus acordes y ensayando los distintos ritmos. De repente una algarabia, la misma que obligó al maaestro Jaramillo a reconvenirlas para que guardaran algo de silencio. Pero es que la presencia de dos de los interpretes más queridos del pop: Cepeda y Juan Fernando Velásco ameritaban la emoción.y la bulla. Gritos un poco menos altos para no ganarse otro regaño, cuaderno en mano, fila para una foto en pequeños grupos. Todo el esfuerzo valió la pena.
Jessica Uribe no lo ocultaba. “No me ve la cara”, decía mientras la sonrisa abarcaba toda la extensión de su boca y hacia un arco de mejilla a mejilla. Entre tanto Cepeda y Velásco apuraban las últimas fotos, repartían los últimos besos y saludos porque tenían que bajar a continuar con el ensayo. Quiza no fue tanto tiempo, ni firmaron todos los autógrafos que sus fans querían, pero los tuvieron ahí a pocos pasos, los vieron sonreir de cerca, ya no es más una foto de un afiche pegado en la pared.
Abajo, en lo que en otras tardes y noches es el ruedo del coso taurino, después de un receso para refrigerio, vuelve Ricardo Jaramillo a su atril, los músicos a sus instrumentos, y en esta ocasión un nuevo integrante se une al escenario. Andrés Cepeda, comienza su ensayo. Besos usados es una de las primeras canciones que interpreta, y vuelve a interpretas mientras señala y da algunas indicaciones sobre el sonido. Y aún en ensayo pone el alma en su interpretación, como si fuera el concierto, como si los 10 mil fanáticos la estuvieran coreando con él.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
