Una jueza de Bogotá condenó este martes a Javier Giovanni Ceballos a 45 años y 8 meses de cárcel por el homicidio de su esposa, Viviam Paola Urrego, en un centro comercial en la capital del país.
“Se le debe imponer la pena de 600 meses de prisión menos el descuento de una cuarta parte por haber aceptado cargos, es decir, 50 meses, para una pena a imponer de 550 meses de prisión”, señaló la jueza.
Para la funcionaria el monto de la sentencia por homicidio agravado se debe al daño causado a los familiares de la víctima y en especial a su pequeña hija quien perdió su progenitora y deberá vivir con la carga de que “su papá le mató a su mamá”.
“El crimen se cometió con sevicia y colocó a su víctima en situación de indefensión (…) es claro que la víctima no solo sufrió el daño de la heridas que les ocasionaba con el arma, sino también de ver a su hija y a sus padres cómo sufrían con el ataque del que ella era víctima”, señaló la togada.
En su determinación la administradora judicial le retiró la patria potestad de la niña al condenado, hija del agresor y la víctima, y lo inhabilitó para el ejercicio de funciones públicas por un término de 20 años.
“Ni siquiera sus vínculos de sangre lo detienen para convertirlos en sus víctimas. Es necesaria su imposición no con otro fin que el de protegerle la vida a sus descendientes”, aseguró la juez.
Condena fue recibida con beneplácito
La condena fue bien recibida por los padres de la víctima quienes aseguraron que se hizo justicia, aunque nada les devolverá con vida a su hija mayor, a quien le dieron su nombre de Viviam, gracias a que sobrevivió a una difícil enfermedad de niña.
“Es lo que se merece y lo que más me llena de satisfacción es que le quitaron la patria potestad de la niña por 15 años y vamos a ver cómo responden a la apelación. No creo que tenga mucho éxito. Se hizo justicia aunque nada nos devuelve a Viviam, esto es parte del castigo que se merece”, señaló Rocío Pulido, progenitora de la víctima.
El padre de la joven señaló que su exyerno quería era vengarse de su hija y todo lo tenía planeado.
“Que se pudra en la cárcel y no tengo perdón para entregarle. Que la justicia divina nos ayude para que este tipo pague lo que hizo”, aseguró Álvaro Urrego.
La determinación fue apelada por la defensa del condenado por considerar que es demasiado alta pese a la aceptación de cargos.
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