El sueño de muchos es tener una finca de recreo. Un lugar para compartir en familia, salir de la rutina e invitar a los mejores amigos. Un pedazo de paraíso en las afueras de la ciudad.
Para alcanzar ese sueño, además de empeño hay que tener dinero, ya que si se trata de una verdadera finca de recreo, con piscina y zonas especializadas de entretenimiento y deporte, la inversión es alta y el mantenimiento no se queda atrás.
Algunos dirán que es el costo del placer y de alcanzar el sueño, pero otros se preocupan al ver como en sus finanzas personales los egresos aumentan y los ingresos no crecen en esa misma medida.
Un hecho que se hace más traumático cuando la familia se cansa de ir siempre al mismo lugar y quiere una variación en sus planes de esparcimiento.
En este punto aparece como una buena alternativa alquilar la finca por días, buscando cubrir el pago del mayordomo, el mantenimiento de las instalaciones y los impuestos, de modo que, de alguna manera, la finca se pague sola.
Si la finca alcanza un buen prestigio y la rotación de inquilinos temporales es buena, incluso se pueden obtener buenas ganancias, sobre todo en puentes y temporadas altas de vacaciones.
¿Y si acaban con la finca?, es la pregunta y el obstáculo que varios propietarios ven detrás de la decisión de arrendar su inmueble.
Aunque hay riesgos inherentes a esta modalidad de alquiler, también hay manera de evitarlos. Desde que se tomen las medidas preventivas del caso, no hay problema.
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