Un respiro en su movilización al Oriente, en jornada diurna, han tenido en las últimas horas los usuarios de la vía a El Escobero, con el avance de los trabajos en el talud crítico del kilómetro 4,0, en inmediaciones del centro de veterinaria del CES.
Las situación favorable permitó que ayer se habilitara la vía con paso restringido, cuando en las últimas dos semanas el tránsito de vehículos sólo se autorizaba entre las 5:00 de la tarde y las 8:00 de la mañana.
Esos cierres posibilitaron la intensidad de los trabajos en la ladera que de forma constante ocasionaba derrumbes con las lluvias, y la consecuente suspensión del tráfico vehicular.
Según Carmen Cecilia López, coordinadora del Clopad de Envigado, "el talud ya está muy dominado" y se controló lo más delicado que era la parte inferior, la que más se descolgaba".
Las actuales labores, dijo, corresponden a la fase de mitigación y control, para continuar con la segunda parte: los de protección y contención. Los últimos comprenden la intervención definitiva en temas como manejo de aguas, contenciones y protección de la montaña.
La secretaria de Tránsito de Envigado, Adriana Muñoz Ángel, consideró que los trabajos "están a punto" para normalizar la movilidad esta semana, aunque la decisión la debe tomar la interventoría. De hecho, el lunes se habilitó el paso con la modalidad de "pare y siga", con el apoyo de "paleteros" y la presencia de guardas de tránsito.
La vía se tuvo que reducir a un carril para permitir la evacuación del material bajado de la ladera, labor que se cumplía con una retroexcavadora y siete volquetas.
En el lugar se apreciaba el bloqueo en que continuaba la entrada para los residentes de la Parcelación El Escobero, a quienes de manera provisional se les habilitó un paso por la finca Tierra Negra, que les permite salir más abajo de la actual.
Como los peatones no tendrían otra opción que caminar sobre el derrumbe, el obrero Darío Flórez se dedicó ayer a formar una especie de "escalera" sobre las terrazas del gavión que sirve como muro de contención de la ladera.
El hombre se valió de sacos de arena para facilitar la maniobra de quienes se atrevieran a subirlo, pero también reconoció que era riesgoso porque la malla que envuelve las piedras está amarrada con alambre de púa.
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