Lejos de ser un cigarrillo de apariencia electrónica, las redes sociales se han convertido en un motor para calmar la ansiedad de muchos fumadores que se encuentran inconformes con la medida que prohibe la venta de cigarrillos al menudeo y que hace parte de la Ley Antitabaco.
Julián Esteban, por ejemplo, es fumador y desde Twitter, red en la que se identifica como @juliancho_, afirma que desde que se dejó de vender un solo cigarrillo, compra entre media y una cajetilla diaria. "Ahora, fumo más que antes".
Otros como Bryan Zapata dicen que no se está cumpliendo la medida y que controlar a los vendedores ambulantes es imposible. Anota, puntalmente, el caso de las mesas en las universidades.
Por su parte, Jaime Rengifo, sugiere que la "cuestión no es de prohibición, sino de educación y prevención", aspectos que en la mirada de Adriana Tamayo deberían tratarse con los más jóvenes.
Para Pablo Montoya, en cambio, la medida ha sido efectiva y cree que la Ley Antitabaco cuenta con algunos aspectos que han logrado que "los fumadores tomen conciencia".
Y aunque para otros la medida no es clara y tampoco se declaran fumadores, la conversación gira alrededor de las "oportunidades de trabajo de los colombianos", las cuales para lectores como José Torres se han perdido. "Solo se les disminuyó el arroz a algunos venteros en la cocina".
Por ahora, las redes sociales siguen siendo el escenario propicio para que, literalmente, los ciudadanos, puedan "echar humo".
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