A sus nueve años de edad, lo que más le impactó ayer a Sofía Sepúlveda fue la historia de don Diego Echavarría Misas, ese empresario y filántropo antioqueño que donó su casa, con todo y obras de arte, el mismo año en que fue encontrado muerto en manos de sus secuestradores, en 1971.
Se llama Museo El Castillo, una construcción en estilo gótico medieval que fue hecha por el arquitecto Nel Rodríguez, inspirado en los castillos del Loira, en Francia.
Parte de su historia fue la que conoció ayer Sofía, en compañía de su hermanita María Clara y su padre Jorge Sepúlveda, quien reconoció que a pesar de vivir en Medellín, “no habíamos encontrado esta belleza de lugar; es como de otro mundo”, expresó emocionado.
Como ellos, muchas otras familias se dieron cita este fin de semana en El Castillo para disfrutar, al aire libre, del Carnaval de Fantasía que programaron para celebrar la apertura del café La Tarantela.
Así se llamaba la casita de muñecas de Isolda Echavarría zur Nieden, la única hija de don Diego y Benedictka zur Nieden, que fue restaurada y convertida en un exquisito café.
Construida en 1958, La Tarantela -baile popular del sur de Italia-, fue un espacio de juegos y sueños donde Isolda pasó gran parte de su infancia con sus muñecas, haciendo presentaciones teatrales y compartiendo con otros niños innumerables juegos infantiles. Y aunque hoy no hay muñecas en el lugar, El Castillo se llenó de muñecos en vivo.
La magia y el color se tomaron los jardines con las comparsas y el teatro al aire libre del grupo La Polilla, durante el Carnaval de Fantasía que programó el museo “para rendir un homenaje a la infancia”, según explicó Daniela Echavarría Vásquez, coordinadora de la programación cultural del museo.
“¡Es muy divertido! dijo feliz la pequeña Clara Zuluaga, al terminar de seguir los pasos del rítmico desfile de la Fantasía Circense que ayer se inició a la 1:30 de la tarde bajo el soleado día de cielo azul, que ayer iluminó a Medellín.
A pesar de que El Castillo funciona como museo desde hace más de 40 años, una gran mayoría de los adultos que ayer gozaron en estos predios se confesó asombrada. “Es increíble que estando en la ciudad, uno no hubiera venido antes a esta belleza de lugar”, reconoció el Jorge Sepúlveda.
Casi igual opinó Andrés Cardona, quien en compañía de su esposa y sus dos hijos, “descubrió” El Castillo ayer. “Paso con mucha frecuencia por esta loma, leía que decía El Castillo, pero no imaginé que en verdad se tratara de un castillo, tan bonito y con semejantes jardines”.
Precisamente, las zonas verdes son otra atracción. La belleza belleza, seguridad y tranquilidad resultan ideales para armar un picnic. Junto a los autos clásicos y antiguos que estuvieron exhibidos este fin de semana, la familia Suárez Hoyos aprovechó para celebrar dos cumpleaños y un grado. En otro costado, junto a la fuente, Gustavo Adolfo Uribe y su hija María Camila gozaron como niños.
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