La crisis que se desató con la incautación de armas de largo alcance de las Farc que pertenecían a las Fuerzas Militares venezolanas tendrá repercusiones en términos de derecho internacional público que pueden traducirse en una demanda contra el Estado, lo que explica la fuerte reacción del gobierno del presidente Hugo Chávez.
Si bien es cierto que desde hace años, mucho antes de la llegada al poder del actual presidente, se ha denunciado la pérdida de armas y los negocios ilícitos entre civiles y militares venezolanos con grupos al margen de la ley colombianos, siempre se hizo referencia a equipos como pistolas, fusiles o municiones.
Nunca se habló de armamento de largo alcance como los lanzacohetes que se decomisaron en los operativos contra las Farc que luego la empresa sueca Saab Bofors Dynamics confirmó le había vendido al Ejército de Venezuela.
Varios militares en condición de retiro del Ejército venezolano le aseguraron a EL COLOMBIANO que se trata de la situación más delicada de que se haya tenido información respecto al tema de armas y que no se puede descartar una demanda contra el Estado.
Rocío San Miguel, una abogada especialista en temas militares quien preside la ONG Control Ciudadano no duda en los efectos sobre Venezuela que traerá esta situación en términos de derecho internacional ya que sus implicaciones llegarán a organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Naciones Unidas (ONU), la propia Unión Europea (UE) y los altos tribunales internacionales.
Para la representante de esta ONG es lícito para cualquier individuo tener una afinidad ideológica, incluso con grupos al margen de la ley, pero "muy distinto es el apoyo logístico a grupos armados, más cuando estos comenten crímenes de guerra y de lesa humanidad, que, como ha sido demostrado, han realizado las Farc en los años precedentes".
Según San Miguel este incidente pudiera generalizar el embargo de armas, incluso sobre tránsito de personas, bienes y servicios, como medida coercitiva o de castigo en relación que tiene Venezuela con el control de armas de guerra convencionales. "Esto, sin duda, repercute en la economía venezolana".
Un oficial retirado del Ejército venezolano, que pidió reserva de su nombre, aseguró que desde hace por lo menos un año se tenía la sospecha de que este tipo de armas estarían en poder de la guerrilla colombiana y de otros grupos ilegales que ahora operan en Venezuela. La pregunta que se hace este militar es ¿si ya se tenía esa información por qué el gobierno no se preparó para defenderse frente a una denuncia de este tipo?
Sobre esta inquietud, San Miguel sostiene que el Gobierno demuestra la debilidad de la inteligencia estratégica y el mal manejo que le dan a estos temas, sobre los cuales da la impresión de que no se hiciera ningún balance. "Pareciera privilegiar su relación (el Gobierno) con las Farc por encima de los colombianos y venezolanos que habitan en la zona de frontera", añadió.
Sin credibilidad
Uno de los problemas que tiene Venezuela es la poca confianza que le puedan dar a cualquier explicación que se de en este momento, sobre todo si, como lo explicó la abogada, se tiene en cuenta que el Gobierno lleva diez años sin presentar sus informes de gasto y defensa ni del manejo de sistemas de armas convencionales (blindados, buques de guerra, sistemas de artillería, misiles y porta misiles, aviones multi propósito) ante Naciones Unidas.
Una situación que por delicada que parezca no parece interesarle aclarar al gobierno venezolano según opinó otro oficial retirado de la Armada, quien cree que la estrategia será la de no decir nada concreto y en caso de que se sienta demasiado presionado por organizaciones internacionales o por la propia firma sueca productora de las armas "conseguirá un chivo expiatorio para echarle la culpa".
El problema que ven algunos oficiales es que mientras se hacen denuncias y sospechas de entrega de armas a grupos irregulares, los equipos de las Fuerzas Armadas regulares se deterioran día a día a pesar de los anuncios de grandes inversiones.
"Se quieren construir tanques blindados porque los que hay no sirven, no tienen precisión. Hay problemas con las fragatas y dificultades para preparar los nuevos pilotos. Militarmente estamos por debajo de hace unos años y muy mal frente a Colombia", dijo uno de los militares quien asegura que el dinero que se ha invertido en la compra de armamento y equipo ruso "se está botando".
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