La autoestima o sano amor a sí mismo es la base de la salud mental del ser humano y proviene fundamentalmente de la calidad de las relaciones del niño con las personas significativas de su vida. La madre es un espejo en el cual el niño se mira instintivamente, buscando en ella el amor que necesita para vivir.
El niño se encuentra consigo mismo en la confirmación del amor de sus padres. Desarrolla las conductas que agradan a sus padres y reprime todo cuanto les desagrada porque no tiene otra alternativa, así, se deja manipular y se manipula a si mismo para que le amen. Pese a que la autoestima es una construcción que se realiza básicamente en los primeros años de vida del ser humano, el adulto puede ir apoyándose a sí mismo, para desmontar los juicios de valor que sobre él elaboraron en su infancia y asumiendo una autovaloración basada en el autoconocimiento más que en dichos juicios.
En la medida en que alguien se ame, se reconozca, se acepte, se valore y confíe en si mismo, tiene las herramientas para sortear las dificultades que conlleva la vida. Es evidente que usted hace a los demás lo que se hace a sí mismo. Cuando por fin pueda aceptar sus sentimientos negativos, su ira, su miedo, su ansiedad se sentirá menos amenazado por la ira, el miedo y la ansiedad de los otros. No debe confundirse autoestima con engreimiento, soberbia o falso orgullo, debajo de los cuales muchas veces subyace un escaso amor a sí mismo y una sensación de poca valía personal.
Ayudar a construir una sana autoestima depende de muchos factores, pero es un imperativo hacer lo que está a nuestro alcance para conseguirlo, como padres, como educadores, como seres humanos que tenemos el privilegio y la responsabilidad de interactuar con los niños y con otros seres humanos.
Un niño en quien se fomente un amor a sí mismo fundamentado en su auto valoración, que aprenda a aceptarse sin condiciones, será un ser humano que tendrá buen trato con todos los seres del universo.
Sugerencias para el desarrollo de una adecuada autoestima:
· Tener la expresión del afecto como ingrediente fundamental de todas las interacciones. (ame a su hijo sin condiciones)
· Vigilar su lenguaje verbal y no verbal los cuales tienen un poder inmenso en la construcción del ser y su autovaloración (qué dice y cómo lo dice)
· Establecer límites adecuados y normas escasas, precisas, coherentes que le permitan al niño ir construyendo su autodisciplina
· Recordar que el niño no es un adulto en miniatura. Aceptar sus errores y fracasos y orientarlo más que castigarlo
· Motivar en los niños y reforzar sus conductas positivas, sin excesos
· Darle oportunidades de tomar sus propias decisiones, según el grado de desarrollo.
Dotar a los hijos de una autoestima elevada no es negarse a ver la realidad de sus debilidades, ni envanecerlos haciéndoles creer que todo lo que hacen es perfecto y mejor que lo de los demás. Es orientarlos con amor y paciencia para que mejoren lo mejorable y valorarlos en justa medida.
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