En la Unidad Deportiva de Campo Valdés todas las generaciones cuentan con su espacio y la comunidad no tiene disculpa para no hacer deporte porque nadie necesita pagar por el uso de las instalaciones.
Desde las 6:00 de la mañana y hasta las 11:00 de la noche se respira vida en este escenario, ubicado al oriente de Medellín, gracias a la participación de 12 escuelas de fútbol, a la existencia de una placa polideportiva y al funcionamiento del grupo de tejo.
Es solo pedir el turno en la Acción Comunal y de inmediato se puede acceder a la cancha de arenilla en la que dejaron huellas imborrables León Fernando Villa, Iván Darío Chumi Castañeda, Diego Toro, Carlos Chumi Álvarez y Dorlan Pabón.
Los que poco se emocionan con el fútbol encuentran en un costado la cancha de tejo, en la que taxistas y camioneros son los encargados de hacer estallar la mecha entonados con un buen sorbo de cerveza o gaseosa.
También hay campo para los estudiantes de los tres colegios aledaños (Lourdes, San Juan Bosco y Albernia), las amantes del porrismo, los pequeños de los preescolares, los jóvenes que disputan los torneos barriales sub-17 y sub-23, y para los "barrigoncitos" que dan ejemplo en el campeonato de veteranos.
"Eso último ocurre mucho de noche y el fin de semana, ya que en las mañanas son los niños de los jardines infantiles y los integrantes de los semilleros los que usan las instalaciones. Siempre hay actividad, pues mientras unos madrugan a trotar otros trasnochan pateando el balón porque acá también jugamos muchas finales", contó Fabiola Chaverra, habitante del barrio hace 28 años y quien lleva un lustro como secretaria del Club Deportivo Brasilia, del cual es presidente Alfonso Fernández, responsable de programar los diferentes torneos que integran a la comunidad.
La amplia oferta de alternativas de deporte y recreación no solo es para los residentes del sector comprendido entre las calles 80-81A y carrera 48-50. Allí también confluyen los vecinos de los barrios Popular, Aranjuez, Miranda, El Bosque, Moravia y Manrique.
De eso da fe Alejandro Upegui Berrío, encargado hace ocho años del mantenimiento de la cancha, cuando dice que "las puertas siempre están abiertas y la arenilla dispuesta para recibir al visitante que venga con la intención de pasarla bien recreándose con un balón o compartiendo con los demás".
Así se vive el deporte en Campo Valdés, un barrio que sabe generar y proyectar figuras y en el que compartir los escenarios se convirtió en una ley natural que todos conocen y respetan.
Pico y Placa Medellín
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