Militares capturaron a un cabecilla de un grupo regional del narcotráfico vinculada hasta hace unos meses con el Cartel del Golfo.
Alberto Espinoza Barrón, alias "La Fresa", presunto operador del grupo denominado "La Familia Michoacana", fue detenido el lunes en el estado occidental de Michoacán, informó la Secretaría de la Defensa Nacional la noche del martes en un comunicado.
El presunto capo fue trasladado el mismo martes a la capital, donde aún rendía su declaración en el área de delincuencia organizada de la Procuraduría General de la República.
"La Fresa" es identificado como un lugarteniente de "La Familia", una pequeña organización que opera en el centro del país y que tiene nexos con el Cartel del Golfo.
La Sedena informó que Espinoza fungía como "jefe de la plaza" en Morelia, capital de Michoacán y a 215 kilómetros al oeste de la ciudad de México, donde coordinaba el acopio y tráfico de drogas, principalmente cocaína.
Modus operandi
La droga era recibida en el puerto de Lázaro Cárdenas, en el Pacífico, procedente de Suramérica. Posteriormente la trasladaba a Estados Unidos. También controlaba puntos de distribución de droga al menudeo en Morelia.
La Secretaría de Defensa refirió que para operar, Espinoza recurría a la intimidación y cooptación de autoridades, extorsión de gente dedicada a la venta de mercancía ilegal y de negocios formales. Quienes no colaboraban, eran secuestrados.
"La Fresa" también tenía a su mando un grupo de sicarios responsables de detectar células de narcotraficantes rivales, además de varias personas denominadas "halcones", que se encargaban de vigilar los movimientos de personal militar y autoridades federales.
Surgimiento del grupo
La Sedena explicó que "La Familia" surgió en el 2006 como un grupo aliado del Cartel del Golfo, aunque hacia junio de 2008 se separó de la organización y asumió "el control total de las actividades del narcotráfico en esa entidad".
La influencia de "La Familia" se extiende también a los estados centrales de Guanajuato y Estado de México, y el sureño de Guerrero.
Los grupos del narcotráfico han desatado una ola de violencia que ha dejado miles de asesinados y que sólo en el 2008 superaron los 5.300, un incremento de más del 100% respecto al año anterior.