Este lunes, las calles de Bogotá fueron el escenario de la marcha que tuvo por objetivo exigir la permanencia del padre Javier de Nicoló en la dirección del Instituto para la Protección de la Niñez y la Juventud, Idipron.
A las diez de la mañana, simpatizantes del sacerdote se dieron cita en la Plaza de Toros Santamaría para protestar por la salida del hombre que durante 35 años ha trabajado por los niños maltratados y los jóvenes con problemas de drogadicción o pandillismo.
Cuatro grupos pertenecientes a Idipron encabezaron el recorrido que concluyó con una multitudinaria reunión que congregó a más de mil personas. Principales avenidas que conducen al centro de la capital fueron testigos de la mancha blanca que se extendió hasta la Plaza de Bolívar. Egresados, ex pandilleros, niños desamparados, madres cabeza de familia y funcionaros de comedores comunitarios se reunieron para respaldar la permanencia del sacerdote en la dirección del instituto.
“Se espera que el alcalde (Samuel Moreno) salga y hable con nosotros. Se le hizo la invitación por escrito para que hiciera presencia”, declaró Jhon Amaya, encargado de la difusión y prensa de la marcha. Varias fueron las consignas que los manifestantes corearon durante el desplazamiento al punto final del encuentro. Entre ellas las que más se escucharon fueron: “los sueños no se jubilan, de la mano con quien nos da la mano y pan pa’ todos o pan pa’ ninguno”.
Esta marcha fue iniciativa de los egresados de los programas impulsados por el padre Nicoló para reincorporar personas a la sociedad. “Queremos solicitarle al alcalde que recapacite, que piense que el padre necesita mínimo seis meses para culminar sus proyectos”, dijo Amaya, quien destacó la importancia que tiene la permanencia de Nicoló en la dirección de Idipron.
Andrés Medina fue el principal gestor de la manifestación pacifica. “Con esta marcha le estamos pidiendo al alcalde que reconsidere la propuesta que le hizo el padre. Él renunció, pero que le dé un tiempo para que organice su casa y así mantener la posibilidad de continuar la capacitación y el trabajo”, afirmó Medina, quien se desempeña como educador dentro de la institución.
Lo que más preocupa a la comunidad que integra Idipron es que con la salida del padre se cancelen los programas y que el empleo empiece a disminuir. “Sería terrible que 3.000 pandilleros vuelvan a delinquir, vuelvan a robar. Qué vamos a hacer con los muchachos de la calle que no van a tener este proceso, se estaría generando inseguridad”, aseveró Andrés Medina.
Por ahora, los manifestantes esperan una solución que les garantice a los integrantes de Idipron los beneficios que han tenido con Javier de Nicoló en la dirección. “Al padre nadie lo va a reemplazar. Buscamos que haya una continuidad. Que el padre indique quién es la persona capacitada para continuar el proceso educativo, que ha llevado ha tanta gente a pasar de la calle a la sociedad”, concluyó Medina.
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