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Con aguja e hilo sanan el dolor de sus tragedias

LAS MUJERES VÍCTIMAS del conflicto armado en Mampuján (Bolívar), decidieron relatar lo que les hicieron los paramilitares de una forma diferente. Sus tejidos cuentan la barbarie que vivieron en marzo de 2000.

  • Con aguja e hilo sanan el dolor de sus tragedias | Alexander Macías | Los telones hechos por las mampujeñas se han exhibido en varios eventos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La iniciativa ha tenido el apoyo de entidades como Asvidas, la Fundación Red Desarrollo y Paz de los Montes de María y la fundación Puntos de Encuentro.
    Con aguja e hilo sanan el dolor de sus tragedias | Alexander Macías | Los telones hechos por las mampujeñas se han exhibido en varios eventos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La iniciativa ha tenido el apoyo de entidades como Asvidas, la Fundación Red Desarrollo y Paz de los Montes de María y la fundación Puntos de Encuentro.
04 de febrero de 2011
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Con cada puntada, cada muñeco bordado y cada paisaje terminado en el telón, Herminda quiere exorcizar el dolor que le causaron los paramilitares en marzo de 2000.

Esos recuerdos lejanos los siente en el corazón como una punzada cada vez que la aguja entra, sale y teje la historia de la violencia que presenció y que fue acometida por el bloque Héroes de los Montes de María, de las exAuc. Ese 10 de marzo de 2000, en la cancha de Mampuján, a las 7 de la noche, un grupo de 60 hombres armados bajo el mando de Rodrigo Mercado, alias "Cadena", los hizo formarse en fila india.

Recuerda Herminda que un hombre alto y de tez morena se paseó entre ellos con una capucha que le ocultaba el rostro y le cubría su maldad. "Pasó por entre nosotros, mirándonos fijamente con esos ojos que parecían del diablo; pero no encontraron a nadie".

Dos horas después y antes de irse, una advertencia los llenó de terror.

"Si mañana hay una sola persona en este pueblo, la matamos". La estampida de campesinos quedó fija en la memoria; como quedó asegurado en el telón el miedo, la tristeza, los paramilitares, el desplazamiento y las masacres.

Esa noche los "paras se llevaron a siete personas para que les mostraran la vereda Las Brisas, donde supuestamente un grupo del Eln tenía secuestrado al exjefe paramilitar Edward Cobos, alias "Diego Vecino". Fueron al rescate del excabecilla, pero al otro día comenzó la verdadera tragedia.

Calman el dolor
El sábado 11 de marzo las siete personas que se llevaron regresaron. Junto a ellos, 180 familias salieron en desbandada y, desde entonces, Mampuján es un pueblo fantasma.

Los paramilitares se dirigieron a Las Brisas y se unieron a otros que venían de San Juan Nepomuceno bajo las órdenes de alias "el Gallo" y de alias "Amaury", subalternos de "Jorge 40" y Salvatore Mancuso. No encontraron ningún campamento, lo que hizo enojar a "Cadena" quien ordenó sacar de las casas a 11 hombres y asesinarlos, contó alguna vez el excabecilla "Juancho Dique".

El dolor de aquella masacre y el desplazamiento masivo se incrustaron en el corazón de las mampujeñas. Ellas solo pudieron sacar esos sentimientos de ahogo con los tejidos coloridos en los que recrean las balas, la muerte y los "paras".

"La mejor terapia para sanar el trauma es la conmemoración. Tejiendo exorcizamos el dolor, porque las mujeres vivimos la guerra de una forma diferente a los hombres. Allí están plasmados los sentimientos de las que han sido violadas, de las que perdieron a sus familias", explica Juana Alicia Ruiz, representante de Asvidas, entidad que agrupa a las tejedoras de Mampuján.

Tatiana, otra de las víctimas, cuenta que cuando teje "es como un bálsamo de paz. Aunque duelen los recuerdos siento que con cada figura dejo el testimonio para que estos hechos horribles no se vuelvan a presentar".

La idea de tejer el dolor y los hechos de barbarie cometidos por los paramilitares, nació de terapias que Teresa, una monja estadounidense, les brindó.

Inicialmente, las tejedoras de Mampuján comenzaron a elaborar colchas de retazos, tradición que recibieron a través de generaciones. "Con la ayuda de la hermana comenzamos a tejer. Algunas lloramos, otras hemos podido elaborar el duelo y superar el dolor", afirma Juana Alicia.

En Mampuján solo habita el recuerdo. No hay nadie. Ni siquiera llanto o dolor. En los telones de las tejedoras se cuenta la historia de este terruño que por culpa de los paramilitares, hace 11 años se volvió un pueblo fantasma.

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