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CONTRASEÑAS FALSAS: PASAPORTE AL DELITO

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03 de noviembre de 2012
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No creo que exista un papá o una mamá que, a conciencia, les enseñe a sus hijos a hacer trampas y quiera verlos convertidos en individuos deshonestos.

Sin embargo, sin percatarnos, lo hacemos al permitirles que violen la ley a pesar de que nuestro deber es enseñarles a cumplirlas para que sean personas honorables.

El objeto de las leyes es, entre otros, establecer las normas necesarias para impedir hacernos daño o hacérselo a otros. Obedecerlas nos beneficia a todos y por eso es fundamental no solo respetarlas, sino asegurarnos que los hijos también las cumplan.

Sin embargo, hoy es frecuente que los menores de edad violen la ley y obtengan contraseñas falsificadas para pasar por adultos y comprar trago o ir a espectáculos, bares y discotecas para mayores.

Y, aunque muchos de sus padres lo saben, callan e inclusive los apoyan so pretexto de que todos lo hacen.

Creo que el motivo para consentir a semejante infracción es el miedo a que los hijos sean excluidos si no están a la par con los demás porque "todos tienen contraseñas falsificadas".

Y lo peor es que así somos cómplices de un delito grave, que no solo viola la ley, sino que pone en serio riesgo su integridad física y moral.

Es normal que los adolescentes hagan ciertas locuras porque aún no comprenden la gravedad de las consecuencias que conllevan.

Y también es posible que hayamos caído en el error de permitírselos por no percatarnos que no se trataba de una simple pilatuna sino de un delito muy delicado.

Somos novatos en la crianza de unos adolescentes que crecen en un mundo tan distinto al de nuestra juventud que es fácil equivocarnos.

Pero lo importante es rectificarlo y aclararles que nos dimos cuenta que estamos equivocados y que no vamos a seguir permitiéndolo porque se trata de una fechoría que tiene implicaciones muy serias.

Será más fácil saber qué debemos permitirles o no a los jóvenes si proyectamos lo que serán capaces de hacer como adultos debido a lo que les estamos secundando ahora.

Preguntémonos ¿qué les diremos el día de mañana cuando los condenen por falsificar un documento legal si en la adolescencia consentimos que hicieran este tipo de delitos?.

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