Con el pitido inicial, el cuadro rojinegro, presionado por la victoria del Quindío, adelantó sus líneas y se fue en busca del gol.
A pesar de las ganas iniciales, la presión duró poco y el partido se enredó en el medio campo. El visitante aprovechó el desespero del cuadro motilón y se apoderó rápidamente de la pelota.
El árbitro Andrés Rojas, además de sancionar faltas que no existieron, permitió que los pastusos quemaran tiempo a su antojo.
En medio de un ambiente tenso por el arbitraje, en una falta cerca del área cucuteña, los nariñenses se fueron arriba con un tiro libre de Jhon Montaño que no pudo detener el arquero Escobar.
Con el gol, que cayó como un baldado de agua fría en el General Santander, el conjunto rojinegro quedó confundido y el público local empezó a pedirles actitud a los jugadores.
Antes de terminar la primera parte, James Castro tomó la pelota por la banda derecha y le puso un centro perfecto a Eliser Quiñonez que, sin dejarla caer, anotó el empate con un bonito remate cruzado.
Para la segunda parte, Julio González no hizo cambios. El equipo cucuteño salió con otra actitud y en pocos minutos generó la primera llegada de gol. Castro, Soria, Blanco y Del Castillo se aproximaron al arco rival, pero la mala definición y la buena tarde del arquero visitante impidieron el tanto de la ventaja.
El partido se enredó otra vez en el medio campo y los minutos pasaron sin que el resultado cambiara. El local jugó mejor y creó opciones para anotar, pero no pudo concretar ninguna de las tantas ocasiones que creó sobre el final.
Cuando faltaba poco, en un rebote cerca del área de José Escobar, Nicolás Palacios (83’) remató desde lejos y superó al guardamenta cucuteño para poner el 2-1 cuando faltaban solo siete minutos.
Con el tanto visitante, Cúcuta no tuvo reacción y se entregó frente a su público, que volvió a sufrir desde la tribuna.
Al final, los jugadores se fueron con cara de pocos amigos y los puntos se los llevó el Pasto. Ya son seis derrotas en casa este semestre, en el que solo se sumó un punto en tierras nortesantandereanas.
Aficionados pidieron respeto.
Todo fue desazón a la salida del estadio del barrio lleras. Los hinchas, frustrados y dolidos por la derrota y por la posibilidad de que el equipo se vaya a la B, hicieron un llamado a toda la afición para dejar de acompañar al equipo en las últimas fechas para hacerse sentir frente a los directivos.
Javier Rincón, hincha motilón, no aguantó y soltó lágrimas de odio y tristeza. Con la voz quebrada, este cucuteño afirmó sin tapujos que “esto es una desfachatez, ¿cómo nos van a mandar a la B en tan pocos años?. ¿Qué pasó con la plata, que pasó con todo el dinero que recibieron en la Libertadores? Ya no nos van a engañar diciendo que el otro año van armar un equipo competitivo, porque ahora va a ser en la B y ahí todo es más duro”.
Además, este hincha fiel, que lleva décadas yendo al estadio, expresó su dolor y aseguró que los hinchas “sentimos un gran dolor en el corazón porque nuestra piel es rojinegra. Cómo es posible que los directivos hayan hecho esa marranada con nosotros, que jueguen así con una de las hinchadas más fieles. ¿Cuántos equipos no quisieran tener hinchas así? Pero acá los directivos no piensan en eso, nos trajeron puros jugadores que van de salida, sin alma, sin ganas de jugar”.
Antes de partir a su casa, a pasar el trago amargo de la derrota, Rincón comentó que “los hinchas declaramos a todos los directivos del equipo como personas no gratas en esta ciudad. Ellos acabaron con el equipo en pocos años y así son tan descarados de pretender ocupar cargos en la alcaldía y la gobernación”. Además, invitó a toda la afición nortesantandereana a “no volver al estadio en las últimas fechas. Tenemos que hacernos sentir como hinchas, como personas que nos duele el equipo, pero ese es el problema, que somos indolentes y no ponemos presión”. Con el pitido inicial, el cuadro rojinegro, presionado por la victoria del Quindío, adelantó sus líneas y se fue en busca del gol.
A pesar de las ganas iniciales, la presión duró poco y el partido se enredó en el medio campo. El visitante aprovechó el desespero del cuadro motilón y se apoderó rápidamente de la pelota.
El árbitro Andrés Rojas, además de sancionar faltas que no existieron, permitió que los pastusos quemaran tiempo a su antojo.