Como el proyecto más importante y exitoso de la postclausura de un relleno sanitario en el país es considerado el realizado en Curva de Rodas.
De los gallinazos, los malos olores y los bichos ya no queda nada.
En enero de este año la empresa Green Gas Germany inició la instalación de una planta para quemar el gas metano que produce la basura enterrada allí, a través de una tecnología bastante sofisticada. La primera planta se inaugurará en Rodas el próximo martes y en un mes estará lista la de Pradera.
El proceso de cierre, clausura y postclausura se inició en 2003 y en 2005 fueron instaladas 200 chimeneas que permitían la evacuación del gas que producen las 8,5 millones de toneladas de basura que están allí enterradas, explicó el ingeniero Carlos Tamayo, pero este proceso no era tan eficiente.
Por esta razón se pensó en un nuevo proyecto, liderado por la Universidad de Antioquia, Empresas Varias de Medellín (EVM) y Green Gas.
Éste incluye 84 pozos enterrados y distribuidos en 20 hectáreas de las 73 que conforman el terreno, aclara el ingeniero.
Desde estos pozos se succiona el gas que luego es conducido a la planta y de allí a una chimenea gigante, que los somete a altas temperaturas.
Los beneficios
El Sistema de Captura y Combustión de Biogas, en el Relleno Sanitario Curva de Rodas y Pradera, permitirá en su primera fase (2014) obtener 1,3 millones de toneladas de gases y hasta el 2027 la cifra se calcula que ascenderá a 2,8 millones de toneladas.
El proyecto se ejecuta con base en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), del Protocolo de Kioto. Su objetivo es destruir el gas que se genera en los dos rellenos, con el fin de reducir las emisiones de gases que producen el efecto invernadero.
El relleno tiene un 64 por ciento de residuos orgánicos que producen gas metano. Se calcula que estos residuos generan entre 21 y 23 veces más efecto invernadero que el CO2, explica Luis Oliverio Cárdenas, director de Planeación de EVM.
"La propuesta se hizo con la Universidad para que sea la receptora de la información y pueda hacer la transferencia de tecnología", aclara Cárdenas y advierte que el proyecto tiene un costo aproximado de 6 millones de dólares. "Por esta razón fue necesario buscar un socio estratégico que diera el apalancamiento económico y tecnológico".
Luego de la aprobación que deberá otorgar el Protocolo de Kioto, a mediados de octubre, se empezará a medir la cantidad de gas que se quemará y con base en esto se hará la venta de los bonos, de los cuales el 75 por ciento será para la empresa Green Gas y el otro 25 por ciento para EVM y la U. de A.
"Un 5 por ciento estará destinado a inversiones en las comunidades vecinas y otro 5 por ciento se destinará a investigación en manejo de residuos sólidos", destaca el funcionario.
De acuerdo con la Vicerrectoría de la U. de A., con este proceso se generará anualmente alrededor de 140.000 y 150.000 Certificados de Reducciones de Gases (CER).
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