Qué vaina con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Qué cosita la de el ex líder guerrillero con nuestro país.
Primero desafía a nuestra sociedad civil, acogiendo con gran generosidad a dos de las guerrilleras sobrevivientes en el ataque al campamento de Reyes en Ecuador, y luego se encarga de generar mayor enemistad entre Uribe y Correa.
Todo esto para conseguir aumentar su casi nula popularidad en el empobrecido país centroamericano.
Este tipo de líderes latinoamericanos son tremendamente nocivos para el desarrollo de los pueblos.
Ortega hace parte de una estirpe en extinción que cree que generando ruido externo logra acogida interna. Bien hace la Casa de Nariño en callar, callar y callar.
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