Desde noviembre de 2008 el Gobierno debería haber implementado los mecanismos necesarios para devolverles a los pensionados el excedente del 0,5 por ciento en los pagos de salud.
Si algo da desesperanza y concita toda la solidaridad son las interminables colas de los pensionados.
¿Por qué no nos esmeramos en hacerles sus momentos más gratos? Su tiempo es el más precioso, es para estar con sus familias o amigos, no esperando que el Estado cumpla con sus obligaciones.
Parece que El Coronel no tiene quién le escriba, la novela corta de nuestro Nobel, no solo es un escrito hermoso sino el relato de una terrible maldición que padecen nuestros adultos mayores para recibir su pensión.
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