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En la columna que escribí manifestando mi rechazo por el atentado del carro bomba el pasado 12 de agosto cerca al edificio donde se encuentran las instalaciones de Caracol Radio y de la Agencia EFE , expresé también mi preocupación por la forma como algunos personajes activos de la política nacional, ciertos periodistas y columnistas, sin tener la más mínima prueba, habían adjudicado o sugerido de manera tendenciosa la autoría del atentado a la extrema derecha, como denominan ellos a Álvaro Uribe y sus seguidores.
Después de que el presidente Santos hablara el sábado pasado sobre el correo electrónico hallado en el computador del Mono Jojoy, fechado el 13 de agosto y dirigido al Secretariado de las Farc, en el que reconoce y elogia a sus subalternos por el atentado: "Felicitaciones a los que le movieron el piso a J.M.S., con la pequeña bomba a la sede de Caracol . Esas son las estrategias", y luego de haber dicho que quedaba claro que las Farc eran las responsables del hecho, yo pregunto ¿dónde están los que con tanta rapidez y propiedad hicieron tan temerarios señalamientos? ¿Por qué ahora no hablan?
A Ramiro Bejarano, que en su columna de El Espectador dijo que los autores del atentado eran "los huérfanos del poder", los poderosos que dejaron el gobierno y "sólo creen en la vía militar, en los gritos, en los sapos, en los informantes y las armas, con visión guerrerista que quieren atravesarse al clima de paz y convivencia que vive el país desde hace una semana", hay que recordarle que el buen columnista, aunque se puede expresar con mucha libertad y puede sustentar un punto de vista, debe hacerlo con responsabilidad y no puede difamar, empezando porque es bueno que el público que lo lee, le crea.
¿Será señor Bejarano que usted va a escribir diciendo cuán equivocado estaba? ¿Habrá quién siga leyendo sus mentiras?
Y doña Piedad Esneda, que no ha perdido oportunidad para enlodar al ex presidente Uribe, que dijo que el atentado del carro bomba provenía de los mismos que han amenazado al representante a la Cámara Iván Cepeda, "...Nadie distinto a miembros de la extrema derecha..." ¿Rectificará?
No creo, jamás lo ha hecho, y menos ahora que está tan enredada, como lo estaría cualquier colombiano o colombiana después de un fallo o falla (esto último es lo que ella cree), como el que le sentenció el Procurador.
Otro que también incurrió en la insensatez de dar declaraciones, aunque fuera a título personal, es el presidente del Senado, Armando Benedetti.
Él, en Venezuela, en una entrevista para Telesur , que luego fue publicada en todos los diarios de ese país, también dijo que creía que "...eso fue hecho por fuerzas de extrema derecha..."
El señor Benedetti, que desde el día de su posesión ha venido hablando más de la cuenta, ¿volverá a Venezuela a decir que metió las patas, que habló sin fundamento?
Y claro, en este pequeñísimo muestrario de lenguaraces no podía faltar Daniel Coronell, quien con su patológica animadversión por Uribe y todo lo que tenga que ver con él, habló de lo mal que iba la investigación, que se seguían pistas falsas o que se estaba desinformando con algún propósito.
Él, siempre tan perspicaz, también se equivocó. Las pistas de la Fiscalía y del CTI iban muy bien encaminadas.
Definitivamente, no se pueden conseguir ni adeptos, ni réditos políticos dañando al adversario a punta de señalamientos animosos, como tampoco, sembrando dudas malsanas.
En un tema tan delicado como este, es imperativo ser responsables.