Sócrates se distinguió por el amor a la verdad, fundó la ética como ciencia de principios universales y necesarios y defendió siempre su concepto inicialista que "lo que es verdad para uno, es verdad para todos."
Protágoras, con sus conceptos del relativismo filosófico, subordinaba la verdad a la opinión de los hombres. "La verdad es relativa".
En el país existen muchas personas interesadas en darles a estos conceptos filosóficos un carácter político, con el fin de sacar provecho individual o de grupos por la forma de analizarlos y querer acomodarlos a cualquier evento de trascendencia nacional.
Averroes, filósofo del siglo XII y fundador de la doctrina de la doble verdad, defendía el concepto según el cual "una cosa puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo".
Este ciudadano debe acreditar miles y miles de seguidores en este país, pues lo más normal, y lo vemos casi a diario, es que un concepto o apreciación sobre algo, si lo enuncia alguien es verdadero, pero si lo dice su opositor político es falso o se debe hacer todo lo posible para que así aparezca.
La premisa de Maquiavelo, célebre en su libro El Príncipe: "Un gobernante debe utilizar todos los medios posibles a su alcance para conseguir una meta que lo merezca sin limitarse por la moral o la ética".
Es lo más parecido al acontecer cotidiano en la política y justicia colombianas. Tristemente "todo vale".
Recordemos cuando se dio de baja a alias Raúl Reyes , dirigente de las Farc, grupo asesino, secuestrador y terrorista: se violaron los espacios aéreo y terrestre ecuatorianos y se desmanteló el campamento guerrillero.
El Estado colombiano fue cuestionado enérgicamente en el ámbito mundial por esta acción y el concepto casi generalizado fue: No existe excusa válida. El fin no justifica los medios.
Ahora, muchos mandatarios del mundo y sectores internos de nuestra sociedad, han solicitado a gobiernos anteriores que con el ánimo de empezar un acuerdo humanitario y que las asociaciones sediciosas devuelvan a la libertad a gente buena que ha sido masacrada física y sicológicamente, permita la salida de cárceles a decenas de guerrilleros que han cometido masacres y diversos actos de lesa humanidad.
En este caso, ¿el fin sí justifica los medios?
Volviendo hoy a nuestra realidad política, los concejales de la capital investigados por el cartel de la contratación ya empezarán a "soltar la lengua", denunciándose unos a otros y demostrando que delinquir y luego "colaborar" con la justicia es un excelente negocio en este país.
Éstos ya están llevando consigo al menos un delito que amerita la cárcel: el encubrimiento a personajes que se han robado los dineros del erario.
Cada vez son más y más los casos en los cuales las leyes se negocian y, al fin y al cabo, el deber de la justicia es encontrar la verdad, parecería ser, sin importar los medios.
Amables lectores: se imaginan ¿cómo sería la vivencia si estos cuatro reconocidos grandes pensadores de la humanidad tuvieran la oportunidad de conceptuar hoy sobre el tema, libres y ajenos a los acostumbrados y desmesurados intereses políticos locales?
Lo lamentaríamos. Sócrates sería un pasado de moda. Protágoras, con su relativismo diría: "todos ganaron las elecciones".
Y Maquiavelo, con ritmo triunfante, inauguraría día a día carteles antagónicos de la moral y la ética.
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