Ya era hora de que le pusieran mano al parque Obrero, que ha sido insignia del barrio Boston pero que lleva varios años de abandono.
¡Bueno!, los llevaba, pues hace poco más de un mes llegaron máquinas, materiales y obreros con la tarea de cambiarle la cara y recuperarle algunas zonas que sufrían deterioro, especialmente las del nivel superior.
Giovanni Mora, el ingeniero residente que estaba ayer al frente de las obras, precisó que la parte sur del parque, aunque no será intervenida en sus estructuras, tendrá luminarias nuevas, estilo bailarinas, como las del metro, y se les hará hidrolavado a las esculturas y adoquines.
Y las esculturas sí que se las merecen. La del nivel superior, que es la estatua de un obrero sin camisa dotado con cincel y martillo, está picada en algunas partes. Y la otra, que representa a tres personas que conversan, está ajada, rayada y pintada.
En ella dejaron constancia de su amor "Mishel y Ángelo", un tal Cesar talló con cincel su nombre y otro pintó esta consigna: "mujeres como esclavas, nunca más".
-Para nosotros es una felicidad, yo estaba que mandaba una carta pidiendo las reformas, es un espacio vital para los viejitos, para la gimnasia, los ejercicios y respirar aire puro-, comentó Margarita Moreno, del hogar de ancianos Remembranzas.
Juan Velásquez, que hace ocho años vende jugos de naranja y le encima un banano al que le compre, pide que instalen baños públicos, porque va mucho viejito y se varan para sus necesidades. Y Adela Betancur, delegada de Asocomunal, sugiere que corten los árboles peligrosos.
Tal vez todo no será tenido en cuenta, pero obras son amores y con lo que se está haciendo, el parque mejorará su aspecto, no cabe duda.
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