¿Buscar la felicidad es un derecho constitucional?
En Brasil, esa inquietud está siendo debatida en el Congreso, donde se discute una enmienda a la constitución de 1988 para incluir la búsqueda de la felicidad como un derecho social esencial.
La llamada propuesta de una enmienda constitucional de la felicidad ya fue aprobada a finales 2010 en la Comisión de Constitución y Justicia de la cámara alta y tiene grandes posibilidades de ser votada favorablemente este año por el Senado en pleno antes de ir a la Cámara de Diputados.
Detrás de la iniciativa está el Movimiento Más Feliz, cuyo coordinador, Mauro Motoryn, comentó que la idea viene de experiencias similares adoptadas en Francia, Gran Bretaña, Japón y Corea.
Desde hace más de dos siglos, la Constitución de Estados Unidos consagró la búsqueda de la felicidad como un derecho inalienable del individuo.
Los brasileños son conocidos como gente festiva y alegre, incluso aquellos que vienen de los sectores más pobres de la población. Es uno de los pocos países del mundo que tiene tres días feriados por el Carnaval previo a Cuaresma y sus habitantes no tienen dificultades en encontrar excusas para una fiesta.
Pero no es esa la idea de felicidad que busca la enmienda.
De aprobarse la reforma constitucional en Brasil, el artículo 6 de la carta magna diría lo siguiente: "son derechos esenciales para la búsqueda de la felicidad la educación, la salud, la alimentación, el trabajo, la habitación, la seguridad, la providencia social, la protección a la maternidad y a la infancia, la asistencia a los desamparados, en la forma de esta Constitución".
El texto nuevo agregaría la frase "para la búsqueda de la felicidad" a la redacción actual del artículo.
"En Brasil tuvimos crecimiento económico sin el crecimiento social esperado, con la enmienda constitucional queremos provocar la discusión, buscar su aprobación y crear las condiciones para que los derechos sociales sean aplicados", explicó Motoryn en una entrevista.
En ese mismo sentido, el impulsor de la inicitativa en el Senado, el legislador Cristovam Buarque, un exministro de Educación, cree que una enmienda de ese tipo puede ayudar a la población a tener una noción más concreta de sus derechos sociales.
"Los derechos sociales son algo abstracto para el individuo. El derecho a la educación es un concepto abstracto, pero el derecho a buscar la felicidad por medio de la educación comienza a interiorizar el derecho social", comentó Buarque, del Partido Democrático Trabalhista (laborista).
"No se propone el derecho a la felicidad, sino el derecho a buscar la felicidad por medio de la educación, la salud, la seguridad. Eso ayuda a la población a entender la importancia de esos derechos", agregó Buarque.
Según el senador y exgobernador del Distrito Federal, no es fácil buscar la felicidad cuando no se tiene dónde vivir, atención médica adecuada o un empleo que garantice un salario digno.
"La búsqueda de la felicidad exige como condición esencial los derechos sociales, por eso es la reforma", acotó el legislador de la base aliada del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
Sin embargo, tales argumentos no convencieron a todos. El profesor y especialista en derecho constitucional Cristiano Paixao, de la Universidad de Brasilia, advirtió que una reforma así podría acabar convertida en "folclor jurídico".
A su juicio, una iniciativa de este tipo tendría sentido dentro de un determinado contexto histórico. "Tendría sentido si fuera en la época de la redemocratización, del movimiento por las elecciones directas. Ahora va a caer en desuso".
Motoryn y el Movimiento Más Feliz tomaron inspiración en la iniciativa lanzada en 2009 por el presidente francés Nicolas Sarkozy de crear un índice alternativo al Producto Interno Bruto (PIB) para medir el bienestar de una nación.
Basado en un estudio de los economistas Joseph Stiglitz, estadounidense, y Amartya Sen, indio, ambos ganadores del Premio Nobel, el indicador adoptado por Francia contempla valores inmateriales como la calidad del sistema de salud, de transporte colectivo y educación para medir el progreso.
Gran Bretaña no se queda atrás: el primer ministro David Cameron pidió a la Oficina Nacional de Estadísticas preparar métodos de medición del "bienestar general", basado en estudios centrados en la felicidad como objetivo de las políticas de desarrollo.
En Corea del Sur y Japón, la felicidad está consagrada en sus constituciones como un derecho inherente a cada individuo y la sociedad.
Consciente de que el debate en los países en desarrollo es aún incipiente, el Movimiento Más Feliz pretende con la reforma constitucional que la búsqueda de la felicidad se convierta en el norte de las políticas públicas.
La iniciativa ya despertó el interés de artistas y organizaciones sociales y jurídicas.
Luciano Borges, presidente de la Asociación Nacional de Defensores Públicos, opina que la enmienda constitucional podría darle vida a los derechos básicos.
"La gran propuesta es establecer instrumentos que permitan que, en la búsqueda de la felicidad, los derechos sociales sean rescatados", comentó Borges.
Motoryn confía en que la propuesta enmienda genere un debate en el cual la felicidad sea contemplada como algo serio.
"La felicidad no es un juego, la gente la confunde con una cosa superflua y no lo es", manifestó Motoryn. "Necesitamos salud de calidad, que no tenemos; necesitamos una educación de calidad, que no tenemos. Se trata de crear condiciones para que las mismas personas busquen la felicidad, pero con formación, con conocimiento, prepararnos para estar un una sociedad más avanzada en el futuro".