La mezcla de agua y calor resulta ser la combinación perfecta para albergar las bacterias que producen la otitis. Una infección que afecta el oído y es provocada por hongos o bacterias. En esta época de viajes y vacaciones los niños son los más vulnerables a la enfermedad, debido a su larga exposición al agua.
"La otitis más común en vacaciones es la externa, de origen bacteriana y se presenta por el contacto con aguas contaminadas", indica Darío Tobón Echeverri, otorrinolaringólogo de la Clínica Las Vegas.
Sin embargo, una condición anatómica adicional en los más pequeños aumenta la sensibilidad a este mal: sus trompas de eustaquio tan cortas permiten que los agentes infecciosos lleguen con mayor facilidad al oído medio.
Las causas
Los cambios bruscos de clima, la acumulación de mocos por gripas frecuentes, la humedad ambiental, la natación, una inadecuada higiene de los oídos o intentar limpiarlos con copitos de algodón pueden desencadenar una otitis.
"No obstante, también son propensos aquellos niños que tienen contacto con el humo de tabaco, el uso de chupos y el consumo frecuente de antibióticos", explica José Antonio Rivas, otorrinolaringólogo.
Los síntomas
Un fuerte dolor de oído que se incrementa al halar la oreja es uno de los síntomas más fáciles de detectar. Para ello, Tobón recomienda suspender el ingreso al agua al menos por tres días y aplicar antibiótico en gotas cada seis horas, acompañado de algodón con vaselina para que no se salgan el medicamento. Esto debe hacerse mínimo por cinco días.
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