Para sociólogos expertos en temas urbanos las recurrentes agresiones de que vienen siendo objeto los agentes de tránsito, 15 en este año, cuatro de ellas en los últimos ocho días, ilustran muchos fenómenos que están pasando en la ciudad, en los cuales se combinan varios factores.
Según Ómar Alonso Urán , sociólogo y magíster en estudios urbano-regionales, uno de ellos y el más evidente es la relación autoridad-ciudadanía: la gente está reconociendo muy poco la autoridad.
Explica Urán que cuando hay una agresión del ciudadano a un agente del orden es porque este no lo reconoce como portador legítimo del derecho colectivo, sino que piensa que lo está es molestando.
Pone el ejemplo del caso más extremo, que la medida que está aplicando el guarda es injusta y considera que el ciudadano puede tener en temas jurídicos o de derecho espacios para manifestar su inconformidad con el procedimiento del guarda o con la justicia siendo el caso de una norma que considere injusta. “El ciudadano lo asume como un asunto personal y se rompe uno de los principios más importantes de las sociedades modernas que es la aplicación de las normas”, anota Urán.
En este sentido el secretario de Movilidad de Medellín, Ómar Hoyos , hace un llamado a la cordura a los conductores para que tengan conciencia de que si cometen una infracción el guarda está en la obligación de realizar un comparendo, que ayuda a educarlo para no repetir el error. “Además si el ciudadano comete una agresión no solo se hace acreedor a un comparendo, sino que tendrá que responder por un delito de agresión a un funcionario público, que tiene una pena de cuatro a ocho años de cárcel”, advierte Hoyos.
El otro tema es el de estrés-agresividad. Dice Urán que hay estudios que señalan que las personas agresivas son las que tienen problemas de deterioro de identidad y que en condiciones de estrés reaccionan sin pensar las consecuencias.
Esto es fiel reflejo de la situación de muchos taxistas, que trabajan con tensión y estrés desde el inicio mismo de sus jornadas, pues desde que suben al carro ya deben 100 mil pesos al propietario.
“Y ¿cómo asume el taxista el espacio público debiendo 100 mil pesos? Como un campo de guerra para pagar esa deuda y fuera de eso poder recoger y llevar algo para la casa”, manifiesta Urán.
Dice el sociólogo que esta problemática debería llevar al Estado a formalizar el trabajo del gremio, para que ganen un salario fijo y no tengan que afrontar a diario la incertidumbre del salario y esa presión suprema en la conciencia que se transforma en agresividad frente al otro, no solo frente al guarda, sino también de sus compañeros y de los pasajeros.
Adolfo Maya , también sociólogo, complementa esta percepción al afirmar que muchos ciudadanos revierten un conjunto de rabias frente a la institucionalidad, que es sancionatoria, pero que debe estar acompañada de la pedagogía, del control y de la redención educativa que pueden tener los conductores.
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