Ellos estudiaron en las mejores universidades del mundo, ellos pasaron las más rigurosas selecciones de los mejores y más grandes bancos del mundo.
Ellos controlan los volúmenes más grandes de dinero en el mundo. Cada uno de ellos está entre los mejores pagados del mundo.
Pero ellos desacoplaron la manera de hacer dinero de las consecuencias de sus actuaciones y por esa razón nació y se multiplicó la crisis financiera que hoy vivimos.
La ecuación era de lo más sencillo, cero más cero da cero, es decir, crédito sin respaldo (subprime) más otro crédito sin respaldo igual a cero. Pero ellos intentaron hacerle creer a la gente, y lo lograron, que si esa ecuación se envolvía en productos estructurados y complicados, esa ecuación haría rico al que comprara esos productos financieros.
En el caso de la crisis financiera que vivimos no fue entonces el mercado el que falló, fue el mercado el que nos salvó de caer más abajo.
Ahora se clama por regulaciones y controles más rígidos para las operaciones financieras; tal vez es mejor pensar en otros remedios, porque si a los profesionales más conocedores del mercado de New York, hay que repetirles a cada paso qué es bueno y qué es malo, entonces lo que falla es la moral y la ética.
Para eso las regulaciones del gobierno de poco sirven.
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