Desconstructivista. Esa es corriente, donde se destacan las formas semidescompuestas, buscando que sus creaciones, más que un edificio, luzcan como "obras de arte, como si fueran esculturas", ha dicho él propio Frank Gehry en diversas ocasiones.
Innovador siempre, usó materiales atípicos en sus propuestas, creando líneas de mobiliario de cartón. Su experimentación con inusuales figuras geométricas le dieron un sello que se puede ver en el Museo Guggenheim de Bilbao (España), la Sala de Conciertos Walt Disney (E.U.) o el Museo de la Biodiversidad en Ciudad de Panamá, entre muchas otras construcciones alrededor del mundo, de Hong Kong a Berlín, de Álava a Minneapolis, a Varsovia.
Esa obra suya, "virtuosa e innovadora", le valió el premio Príncipe de Asturias, en la categoría Artes. Es el sexto arquitecto que recibe el galardón.
Con sus creaciones "ha definido e impulsado la arquitectura en el último medio siglo", dijo el jurado, según recoge la agencia de noticias Efe.
Y agrega que presentan un "juego virtuoso con formas complejas, por el uso de materiales poco comunes, como el titanio, y por su innovación tecnológica, que ha tenido repercusión también en otras artes".
Fue, precisamente, el Guggenheim de Bilbao el que le valió mayor renombre, pues tras la construcción del edificio llegó la renovación de la ciudad. De él y su creatividad habla su propia obra... y los premios, entre ellos el Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura, que recibió en 1989.
Pico y Placa Medellín
viernes
no
no