Los diálogos exploratorios anunciados ayer entre el Gobierno y el Eln, toman a esta guerrilla con una presencia activa en varias zonas del país, aunque con pocos hombres en sus filas.
La información recopilada por investigadores de la Policía y por Inteligencia Militar, dan cuenta de que en los frentes hay cerca de 1.382 guerrilleros del Eln, sin contar con los milicianos que, sumados, presumen las autoridades llegarían a tres mil subversivos.
"Hay información de que la presencia del Eln es en 78 municipios. Si hablamos de fortalezas, los territorios en donde están más fuertes son Catatumbo, Arauca, Chocó y Antioquia", dice un oficial de Inteligencia Militar.
Pero a diferencia de las Farc, el Eln cuenta con una fortaleza para sentarse a negociar con el Gobierno: su cúpula no ha sufrido alguna baja por la ofensiva militar del Estado.
"La ventaja del Eln es que tiene a todos sus cabecillas vivos agrupados en el Comando Central, Coce. Es una ventaja, pues a los guerrilleros rasos les da moral combativa para realizar acciones y ejercer presión en una eventual mesa", precisa el analista del conflicto armado, Juan Carlos Ortega.
Además, explica Carlos Arturo Velandia — quien en el Eln fue conocido como "Felipe Torres"— esta guerrilla llega unida, con un Comando Central respaldado por toda la guerrilla "y con una gran disposición para llegar a acuerdos. Que lleguen unidos es una certidumbre para el Gobierno que no tendrá que negociar con una guerrilla fragmentada".
Sin embargo, para el coronel (r) y especialista en Conflicto armado y paz, Carlos Alfonso Velásquez Romero, un proceso de negociación con el Eln sería peculiar porque siempre han sido más políticos que militares. "Por eso cuando hay tomas del Eln se les ve con pañuelos en la cara, ellos guardan su identidad. Con frecuencia andan de civil en las veredas tratando de hacer política".
Otra de las peculiaridades en una negociación Gobierno-Eln, es que esta guerrilla, afirma el coronel (r) Velásquez, es menos flexible en reconocer que sus causas pueden estar equivocadas. "El hecho que entren a un proceso es porque están viendo que no se pueden quedar fuera del tren".
Para Velásquez, lo negativo del anuncio de los diálogos exploratorios es que se vislumbra la falta de una agenda de negociación, "pues ellos manifestaron solo haber acordado dos puntos: víctimas y participación de la sociedad".
Esta no es la primera vez que el Eln se sienta a negociar con el Gobierno. Antes lo hicieron en cinco ocasiones buscando cesar el conflicto armado y las hostilidades.
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