En este espacio se crean códigos maliciosos, y claro, uno que otro gusano se pone a andar en una red informática.
Pero todo "huele" a asepsia en este lugar. En realidad, estos entusiastas lanzan sus "bombas" en entornos controlados, o mejor, en máquinas virtuales con las que simulan ataques.
Hacen parte del HackLab, un espacio creado en la ciudad para estudiar y aprender sobre temas de seguridad informática, documentarla y luego compartirla con la comunidad.
Por ahora, son cinco expertos en redes de telecomunicaciones, dos de ellos vinculados como instructores del Sena.
En este grupo no hay cabida para los "novatos", esos jóvenes "ansiosos" con el tema del hacking, explica Fernando Quintero, quienes se quedan en la etapa de robar contraseñas o bajar sitios web, por el "sentimiento de poder" que ello confiere.
Pero tampoco hay lugar para una imagen manida que les ha hecho mucho daño: la de un noctámbulo hacker, de ojeras pronunciadas, enfundado en guantes y una boina, que logra infiltrar la red de una empresa o un gobierno, con fines económicos.
Para ellos, algunos medios se han empeñado en convertir al hacker en un delincuente y desfiguran el alcance del término, en cuya etimología está el término "Hack" que tiene la connotación de innovación.
Ellos están motivados por la curiosidad más que por el dinero, y si bien conocen técnicas que podrían ser utilizadas con fines delictivos, su propósito es la investigación.
Como cuando algunos grupos deciden aplicar la ingeniería inversa o "reverse" como se llama, para abrir o hackear un dispositivo. La idea es descubrir cómo están hechos y cuáles son sus potenciales fallos.
En un futuro, la idea es que los integrantes de la comunidad se conecten a internet y trabajen con los propios recursos. Por ahora tienen tres servidores con capacidad para trabajar con 15 máquinas virtuales, en las que funcionan sabores de Linux, Mac OS y Windows.
David Moreno agrega que planean poner en marcha un " ethical hacking en 21 minutos", una propuesta que ayudaría a determinar si hay hoyos de seguridad en las empresas.
La idea va más por la línea de ser una ONG, que una empresa consolidada, porque como ellos defienden, cuando se involucran la venta de productos se desvirtúa el concepto.
Por ello, prefieren mantenerse al margen, conocer el terreno y "tener una actitud crítica", la misma que recomiendan a los internautas y usuarios de tecnología.
Finalmente los hackers no son magos, no se las saben todas y se diferencian, en la mayoría de los casos, de quienes intentan crear caos y sembrar el terror con sus acciones. Por eso tal como hacen ellos, hay que capacitarse en el cuento. Investigar e innovar es su consigna.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6