Como una maldición por no cuidar la Sierra Nevada de Santa Marta de las talas y las quemas, dicen los mamos wiwa, es que cayó un rayo que mató a once indígenas. Los expertos, que desdeñan el conocimiento religioso, hablan de una tormenta eléctrica profusa, de que en lugares altos y de picos irregulares las posibilidades de que los rayos maten, son mayores.
"El domingo a las seis de la tarde, cuando cayeron los primeros relámpagos, sentí que estaban molestos, pidiendo que le devuelvan a la naturaleza todo lo que se han llevado de la Sierra", dijo el mamo Ramón Gil, la máxima autoridad de los wiwa, al periódico El Tiempo.
El Gobierno atiende
Mientras tanto, el alcalde de Santa Marta, Carlos Caicedo, se comprometió con que su gobierno les entregará apoyo a los afectados, e invertirá en proteger a otras comunidades que se encuentran en el territorio, como los resguardos kogui y arhuaco. Además, el mandatario declaró día de duelo "por las pérdidas de los importantes miembros de la comunidad wiwa".
El presidente de la República, Juan Manuel Santos, declaró la calamidad pública para priorizar el envío de ayudas a la comunidad afectada. "Ya les he manifestado que haremos todo lo posible por ayudar en lo que esté a nuestro alcance. Les expresamos nuestra solidaridad y ya he dado las instrucciones para que se pueda superar esta situación a la mayor brevedad posible".
La tragedia
Mauricio Blanco, asesor Administrativo y Gestor Sociocultural del Resguardo Kogui, Malaya y Arhuaco, contó a Colprensa que estaban unos 60 indígenas reunidos, autoridades, discutiendo algunos cambios culturales, "y nos informaron por medio de Bernando Gil, uno de los Promotores de Salud, que había sucedido una tormenta eléctrica, en donde unas personas quedaron afectadas y varios muertos".
"En esa comunidad había líderes como Chema, Juan David Gil, un joven que estudiaba Antropología y que ayudaba mucho a su comunidad en la Universidad del Magdalena", lamentó Blanco, quien agregó que en la tragedia murieron personas que trabajaban por la comunidad y que representaban proyectos de desarrollo, tan escasos en la zona.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (Onic) aseguró que los varones de la comunidad, todos mayores de 18 años, estaban realizando lo que ellos denominan trabajo tradicional. "Esto significa la reunión de un grupo de indígenas donde mascan plantas de coca, hacen rituales y pueden incluso estar durante toda la noche y parte de la mañana del día siguiente al calor de una fogata haciendo disertaciones y análisis sobre situaciones que están sucediendo en los diferentes pueblos".
Los problemas de socorro
Uno de los problemas que se encontraron a la hora de atender la emergencia, dijo el director de la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos y Desastres (UNGRD), Carlos Iván Márquez, fue que el hecho ocurrió en una zona alejada de la Sierra Nevada, ubicada a cinco horas por tierra de Santa Marta; por esto la emergencia fue atendida por el batallón de Alta Montaña del Ejército que se encargó de trasladar a los heridos.
Por otro lado los cadáveres no fueron evacuados de la Sierra, pues van a ser sepultados en el resguardo, como dicta la tradición wiwa luego de una despedida hacia la eternidad.
Y justo ayer, otros seis indígenas arhuacos, entre ellos cinco menores de edad, murieron sepultados por un alud de tierra en la parte alta del corregimiento El Cincuenta, en zona rural de Fundación (Magdalena).
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