En una isla donde solo llueve dos veces al año, el agua es oro. No como el que hallaron hace muchos años unos niños en tres múcuras (tinajas) que, por desconocimiento, lanzaron al mar y que, según la leyenda, le dio el nombre: Isla Múcura.
Esta isla y la mayor parte del Archipiélago de San Bernardo se anexó al Parque Nacional Natural Corales del Rosario, una de las reservas naturales más hermosas del país, en el departamento de Bolívar.
Son seis los predios que comparten las 33 hectáreas de extensión, y uno de ellos es el hotel Punta Faro, un paraíso de blancas playas y aguas cristalinas, donde el verde resplandece gracias a la visión proteccionista y medioambiental que sus directivos manejan.
Según explica Patrice Renaud, director de mercadeo y comercialización, "uno de los encantos de este oasis son los jardines y el verde que encuentran los huéspedes".
Esto se ha logrado con trabajo. Recuperan las aguas usadas y las procesan para utilizarlas luego en el riego; cuentan con planta desalinizadora para aprovechar el agua del mar; tienen lombricultivo para producir abono orgánico; huerta casera y un gran vivero que permite asegurar la subsistencia de los manglares y las palmeras reforestando en forma permanente.
También hay platanales y flores que atraen innumerables aves, incluidas las de migraciones.
Si bien generan energía con plantas están próximos a implementar paneles solares con miras a buscar mayores ahorros y evitar contaminar.
El uso del plástico en silleterías es otro de sus aportes, como lo es también la protección de las especies amenazadas. "Cuando los pescadores atrapan tortugas, nosotros se las cambiamos por el equivalente de su peso en pollo, y luego las regresamos a su hábitat", explica el guía Ricardo Ramos. Por todos estos detalles, Punta Faro es un destino para gozar de la naturaleza a plenitud.
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