Vestido con pantalón blanco, zapatos y medias del mismo color, perfectamente peinado y con una sonrisa que de inmediato remite a sus cachetes. Sí, los infla con una rapidez sorprendente, de puro aire, y entrecierra los ojos para luego hacer ese gutural grrrrr , que prolonga según las risas de sus interlocutores.
Es Carlos Villagrán o mejor, su alter ego, Kiko, ese personaje que lo ha acompañado por 41 años, desde la creación de El Chavo del 8, que realizó al lado de Roberto Gómez Bolaños , Chespirito.
Es un gocetas, como bien acepta, un agradecido de la vida, como dirá en su próximo libro al que tituló ¡Gracias! y un soñador, al que le queda tiempo para participar en un reality de baile. Quiere ser bailarín profesional.
Esta noche, a las 7:00 p.m., estará con el Circo D'Italia en el aeroparque Juan Pablo II. En Medellín dirá adiós a esa larga convivencia con ese niño de cachetes inflados. Un día, uno de sus hijos le dijo: "Papá, ni tú mismo vas a poder dejar a Kiko". Es un ícono, acepta.
En alguna época, luego de una función, en una cena con el presidente Torrijos, de Panamá, se pasó todo el tiempo enseñándole a ser Kiko: los cachetes inflados, los ojos saltones, las rodillas torcidas y ese tonito agudo para llorar. Puro histrionismo.
Pero también, dice él, Carlos, Kiko era más singular que El Chavo, que era más común. Nunca se ha cansado de hacerlo porque "todos tenemos esa dualidad, cada quien tiene su niño adentro".
Precisa que lo puede soltar cuando quiere, que no tiene sino agradecimiento pues por ese llorón pudo conocer muchos países. Es padre de seis hijos quienes siempre le dijeron papá y nunca Kiko, añade, para aclarar que su personaje no es más que él, Carlos, que mira de frente y sonríe rápido.
Su esposa, Rebeca Palacios cuenta que siempre lo acompaña en familia el humor: el apunte o el gesto cómico.
Hasta en You Tube
Marcaron época y en virtud de las tantas repeticiones, no hay generación que se haya escapado de ellos, incluso el fenómeno sigue muy vivo en You Tube.
Cuenta Carlos que cuando el rey de España le dijo a Chaves, "¿por qué no te callas?" en México le pusieron al monarca la cara de Kiko, en alusión a su "cállate, cállate, que me desesperas". Y circuló por toda red.
"El secreto del éxito del Chavo era que no había estrellas, sino que el programa en sí era la estrella y todos colaboraban". Se refiere a la Chilindrina, a doña Florinda, al profesor Jirafales y a Don Ramón, su amigo de siempre, con el que incluso continuó en un show luego de salir de El Chavo.
"El Chavo era un programa muy sano, eran puras estupideces o tonterías bien hechas y esto provocaba risas".
Ahora tiene que hacer el Kiko de toda la vida, su mayor competencia es el niño que todos recuerdan, de 41 años atrás.
Por ello, trota y se mantiene en óptimas condiciones físicas para hacer un show en el que tiene que saltar y respirar todo el tiempo por la boca, porque sus cachetes no le dejan hacerlo de otro modo.
¿Y no se cansa con los cachetes inflados?, "cobrando no", bromea.
Pico y Placa Medellín
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