La Biblia dice: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Desafío colosal. ¿Cuánto me amo y me cultivo, sabiendo que ésta es la base del amor a los demás? La respuesta compromete demasiado, pues hago todo menos amarme, por miedo al narcisismo, al orgullo, a la egolatría.
Amor es unidad de dos. En mí hay uno que es dos, dos que son uno. Tengo el poder de desdoblarme, ser sujeto y objeto de mí mismo, con un resultado sorprendente, pues hago conmigo lo que quiero, aun sin darme cuenta. ¿Me amo conociéndome, cultivándome, dándome buen trato, alcanzando vida en plenitud?
Me amo haciendo comunidad conmigo. Soy un ser de sentimientos, y me propongo ser dueño de ellos cultivándolos y vigilándolos para no hacer nada que pueda enturbiar el resplandor del sol, según el hermoso lema de los esenios. La autoadministración es la tarea de las tareas, el arte de las artes. A mayor entrenamiento en amarme cultivándome, mayores logros.
Mis sentimientos me lo indican con precisión. Todo sentimiento dañino, como tristeza, amargura, desconfianza, odio, rabia, desencanto, me indica que no me amo. A la vez, todo sentimiento benéfico, como alegría, confianza, fortaleza, paz, acogida, comprensión, generosidad, me asegura un amor solícito por mí.
"Donde no hay amor, ponga amor y sacará amor" (S. Juan de la Cruz). El amor es magia, que en cada gesto hace prodigios. Mirar con amor, escuchar con amor, hablar con amor, acoger con amor. "¿Qué importa que el entendimiento se adelante si el corazón se queda?" (Baltasar Gracián ). Puedo conocer sin amar, mas conozco bien lo que amo.
Cuanto más me amo, más descubro la maravilla que soy, imagen y semejanza de Dios, que es amor. El amor me iguala con Dios, haciéndome uno con Él. Así lo indica Jesús en su oración. "Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros" (Jn 17, 21).
Todo ser humano tiene un talento único y una manera única de expresarlo. Descubrirlo, cultivarlo y hacerlo útil es expresión magnífica del amor que me tengo. Así secundo el amor que Dios me tiene.
Mi amor a mí mismo incluye como esencial la relación de amor con los demás, la política; con el cosmos, la economía; y con Dios, la religión. El amor crea unidad cosmoteándrica: amo todo con pasión.
Mi autoestima me asegura que mi Creador me lleva de la mano en cada paso del camino.
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