Como un grave error calificó ayer el presidente del gobierno interino de Honduras, Roberto Micheletti, la visita del embajador de E.U. en ese país, Hugo Llorens, al depuesto mandatario Manuel Zelaya en Nicaragua.
"Ese es un acto de intromisión en los asuntos internos hondureños", señaló Micheletti.
Así mismo, el mandatario ratificó que bajo ninguna circunstancia permitirá el regreso de Zelaya al poder.
"Repito con claridad que si hay una solución que contemple mi retiro, lo haré con todo gusto, pero tampoco Zelaya regresará a Honduras como gobernante. Él puede venir a los tribunales, que lo esperan", agregó.
Sin embargo, abrió nuevamente las puertas al diálogo e hizo un pedido para que se conforme una comisión internacional que ayude a la resolución de la crisis.
Esta comisión la integrarían por pedido de Micheletti, personalidades y representantes de Panamá, Colombia, Canadá y Guatemala y tendría la misión de acercar las partes que se mantienen en posiciones radicales.
"La idea es que venga gente importante de afuera porque es difícil entender la problemática de Honduras desde muy lejos. Es la forma de ampliar el espectro para la comunidad internacional", ratificó a los medios la vicecanciller interina, Martha Alvarado.
Micheletti reconoció que habló con el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, para que le colaborara con los contactos y así formar la nueva comisión.Crece tensión en las calles
Por otro lado, ayer en Honduras, la policía dispersó con gases lacrimógenos a unos 2.000 manifestantes que bloqueaban una de las principales vías del país.
Un vocero militar que pidió la reserva de su nombre le contó a EL COLOMBIANO lo sucedido.
"Un ciudadano recibió una herida de bala en la cabeza. El proyectil no lo disparó la fuerza pública sino los propios manifestantes", advirtió.
El saldo de los enfrentamientos fue de 26 heridos y 88 detenidos.
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