Las elecciones del pasado domingo en España no eran presidenciales, pero significaron el más claro voto de rechazo al mal gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El Partido Popular (PP) arrasó en muchos municipios y comunidades autónomas, algunas de ellas verdaderos feudos en manos del PSOE desde hacía más de 30 años.
Con semejante derrota, si Zapatero pensara más en su país y no sólo en su propio partido, tendría que adelantar las elecciones y entregar el mando lo más pronto posible. Ya dijo que no lo hará, con lo cual estos diez meses que faltan para las elecciones legislativas serán tormentosos para la golpeada España.
Preocupa también la alta votación del partido pro-etarra Bildu, que en el País Vasco logró copar buena parte de los concejos y alcaldías. Un golpe para los demócratas y la lucha antiterrorista.
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