Quiero decirle con todo respeto que mi propuesta va encaminada a proteger a sectores que son amplios generadores de empleo en nuestro departamento como lo son las confecciones, el textil, el calzado y las manufacturas de cuero, y que por políticas macroeconómicas erradas, por ejemplo la política cambiaria, han sido bastante afectados. Sólo en nuestro departamento, tal como lo afirma la Cámara de Comercio de Medellín, se han perdido cerca de 40 mil empleos directos en el sector de las confecciones y podrían ser más de 100 mil indirectos, ya que por cada empleo directo que se genera en el sector a su vez se crean 3 indirectos.
Esta situación es tan crítica que de las cuatro comercializadoras internacionales que confeccionaban bluyines en la ciudad, sólo quedan dos y con muy poca producción. La situación de Everfit es bien conocida por ustedes; el traslado de puestos de trabajo de empresas como Leonisa y otras tantas a sus factorías en otros países, así como la disminución de la producción de confecciones en Don Matías, etc., etc.
En el proyecto que yo presenté, no se dice necesariamente que vamos a prohibir las importaciones. En él planteamos que hasta un 50% de estos bienes puedan ser importados de países como China, pero puede haber hasta un 100% de productos de las industrias de la confección, el cuero, la textil o del calzado provenientes de países con los cuales se ha firmado acuerdos comerciales. Por ejemplo, con los Estados Unidos y Canadá, los países de la Unión Europea, el Mercosur y la Comunidad Andina, entre otros.
Lo que se busca es imponer controles a las importaciones provenientes de los países asiáticos, tal como lo ha hecho México a través de aranceles del 500% para las prendas de confección elaboradas en la China. Lo propio han hecho Brasil, Estados Unidos y países europeos que han establecido cuotas de importación para esa clase de productos, de la manera como existe hoy también para con nuestro banano en Europa. Cuando existe en la relación comercial de dos países un acuerdo de por medio, se tienen condiciones justas y equilibradas para los negocios estableciendo entre ambos países, un "Fair Trade", lo que no existe con China.
Es tanta la preocupación del gobierno por la avalancha de importaciones del país asiático, que ha establecido medidas tales como controlar las importaciones provenientes de Panamá (a sabiendas que la mayoría de ellas son productos originarios de la China), lo que ha generado una demanda ante la OMC por parte de dicho país. Últimamente ha expedido un decreto en el cual se establecen precios indicativos para las importaciones provenientes de la China con el propósito de evitar la subfacturación en el calzado, las confecciones, los textiles y las manufacturas de cuero, la que sólo para las confecciones, según algunos estudios, alcanzaron varios cientos de millones de dólares. Por ejemplo, una empresa hizo importaciones el año pasado por 25 millones de dólares en prendas de vestir que tenían un promedio de 11 centavos de dólar cada una. (250 pesos aproximadamente por prenda).
Estas dos medidas tomadas por el gobierno nacional, que establecen controles a la importación de productos de la China, a mi modo de ver, tampoco pueden ser consideradas como "adefesios económicos".
*Senador de la República
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