Si algo ha caracterizado al actual régimen político colombiano es su capacidad para imponer los temas y propuestas sobre los cuales debe pronunciarse la sociedad, todo orientado a que la decisión final sea la buscada por aquel y que además tenga el respaldo de los ciudadanos. Es, en pocas palabras, el fenómeno de formación de la opinión pública.
De la anterior constatación surge la pregunta inevitable que interroga por la capacidad y voluntad existentes en los medios para incidir en la definición de esa misma agenda informativa, entendiendo que una condición clave para ellos cumplir con su función pública es mantener la necesaria distancia frente al poder establecido. Y el mandato cobra mayor vigencia si tenemos en cuenta que estamos ante un gobierno y un gobernante con una gran habilidad para darles vuelta a las situaciones noticiosas que no les son favorables -además de que parecen tener de su lado a la Divina Providencia, porque en momentos críticos siempre ocurre algo que pone las cosas de su lado-.
Yendo más allá del socorrido unanimismo, con el cual se ha caracterizado la postura de respaldo del común de los medios frente al gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, es obligatorio formularles a éstos los siguientes interrogantes relacionados con su compromiso ético de confrontar a ese poder establecido:
- ¿Por qué no se ha vuelto a informar sobre los desarrollos de los fatídicos falsos positivos, en particular de los autores intelectuales y materiales de semejante política, orientada a mostrar resultados y eficacia, a como dé lugar, en la lucha contra la figura del terrorismo?
- ¿Por qué no se ha informado sobre las investigaciones adelantadas desde el Estado para identificar las responsabilidades derivadas de la directriz emanada de la dirección del DAS, de interceptar las comunicaciones y en general espiar a los dirigentes del Polo Democrático, comenzando por Gustavo Petro?
- ¿Por qué no ha surgido desde los medios el análisis que explique a qué se debe que el gobierno nacional mantenga vigente el estado de conmoción interior, a pesar de que hace meses terminó el paro judicial que lo originó?
Si hay una tarea ineludible para un medio de comunicación en su tarea de consolidar la democracia, es seguirles la pista, de manera crítica, a los hechos y a las decisiones que comprometen al poder político existente. Porque son ellos los depositarios de la responsabilidad social y de la confianza pública necesaria para que el ciudadano se forme su punto de vista y participe en el inaplazable ejercicio de la libertad.
CODA: No obstante éstas y otras preocupaciones con las que comenzamos 2009, empezando por el mínimo aumento del salario mínimo, para todos los lectores el mejor año.
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