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La tranquilidad anda quebrada

VOLVIERON LAS LLUVIAS y con ellas las emergencias: inundación en Belén Rincón y evacuación en Envigado. ¿Estamos preparados?

  • La tranquilidad anda quebrada | Juan Carlos Valencia Gil | Aunque quienes residen en la parte baja de La Ayurá están tranquilos frente a la quebrada, en la parte alta ya 28 familias evacuaron de manera preventiva, ante la amenaza de que un posible deslizamiento en Playa Rica tapone el afluente. El Clopad de Envigado monitorea la ribera e instruye a los pobladores.
    La tranquilidad anda quebrada | Juan Carlos Valencia Gil | Aunque quienes residen en la parte baja de La Ayurá están tranquilos frente a la quebrada, en la parte alta ya 28 familias evacuaron de manera preventiva, ante la amenaza de que un posible deslizamiento en Playa Rica tapone el afluente. El Clopad de Envigado monitorea la ribera e instruye a los pobladores.
21 de octubre de 2011
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Cuando Hárold Ángel llegó al barrio Prado, de Bello, en 1999, La García lo recibió con una inundación. Desde entonces, cada invierno él y su familia tiemblan con las crecientes de la quebrada que se tragaron hasta su Renault 6.

Es la realidad a la que se enfrentan muchos que viven en las riberas de los afluentes del Valle de Aburrá.

Cerca de La García se percibe calma y zozobra. Hárold está tranquilo por el muro de contención que construyó la Alcaldía detrás de su casa. Pero Euclides Sarabia, un costeño que lleva 21 años en Niquía Los Ángeles, pide que lo levanten también en el lado norte de la quebrada, donde está su vivienda.

Diego Jaramillo, director técnico del Clopad de Bello, asegura que habrá muro en ambos lados, desde Playa Rica hasta la desembocadura. Estos trabajos, añadió, terminarían en 2013.

Por su parte, José Rodrigo Gallego, subsecretario de Infraestructura, informó que reubicaron a 91 familias y apuntó que la Administración draga la quebrada cada tres meses.

Amigas que asustan
Por el occidente de Medellín corre un diminuto hilo de agua turbia, aparentemente inofensivo, pero en tempestades ha colapsado el tráfico de la zona y visitado casas de Belén, Laureles y Conquistadores: La Picacha.

Álvaro García lleva 27 años contemplándola y asegura que siempre se sale hacia el oriente, en el cruce de la carrera 65D con calle 34. La última vez que la vio "brava" fue a finales de 2010, en el fenómeno de La Niña.

Y en la vereda Manzanillo, del corregimiento Altavista, la comunidad expresó su angustia por La Guayabala. El pasado 4 de octubre la quebrada destrozó dos casas y anegó otras en el sector La Capilla, de Belén Rincón.

En Manzanillo reventó el tubo del acueducto, golpeó inmensas piedras de la ribera y las mandó a su cauce. Además, otro arroyo se creció, descargó pilas de pantano en la cancha de la vereda y la dejó inutilizable.

Jorge Alexánder Villa, habitante de la zona, les pide a las autoridades que recuperen el campo deportivo y construyan un muro de contención.

Para Carlos Eduardo Macías Torres, subsecretario de Metro Río, más que las quebradas es peligrosa la indisciplina de algunos ciudadanos que tiran basura a los lechos y construyen en los cauces.

La entidad analiza los riesgos de cada requerimiento de la comunidad y prioriza. Repara muros, estabiliza taludes y limpia lechos.

El funcionario señaló que en La Picacha repararán losas y se comprometió a revisar las piedras gigantes de La Guayabala.

Considera que no hay que morirse del susto con las quebradas, pero sí atenderlas "porque su dinámica es impredecible. Puede llover solo arriba y que abajo se sorprendan con la creciente".

Dice que su despacho ha invertido "todos los recursos disponibles para tener un sistema hídrico adecuado". El presupuesto anual de Metro Río para la atención de quebradas es de 9.000 millones de pesos, y 1.500 millones para mitigar riesgos.

Entretanto, los vecinos de La Ayurá, en Envigado, viven el contraste. Mientras los de la parte baja están calmados, arriba evacuaron sus viviendas 28 familias, ante el peligro de que un deslizamiento en el sector Playa Rica tapone la quebrada. Ellas se alojaron en casas de parientes, en un albergue en El Salado y a otras el Municipio les dio subsidio de arrendamiento.

Carmen Cecilia López, directora del Clopad de Envigado, indicó que este riesgo motivó la alerta naranja en la ribera de la quebrada.

Agregó que hay amenaza de inundación desde el parque ecológico El Salado hasta el Hospital Manuel Uribe Ángel. El Clopad instruyó a los pobladores para afrontarla.

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