La libertad de expresión es la más grande tenencia que nos brinda la democracia y debe hacerse uso de ella dentro de los parámetros que nos da la ley y autoriza la sociedad, esto es sin afectar los derechos de los demás.
Una ejemplar lección están dando al Gobierno y al país mismo miles de estudiantes y profesores de todas las regiones demostrando que es igualmente posible hacerse sentir y oír marchando pacíficamente y demostrando al tiempo reflexión, más educación y madurez.
Han logrado que el proyecto de ley de reforma a la educación superior sea levantado inicialmente y quede sujeto a nuevas revisiones por el Gobierno y su gremio afectado.
Todo esto pasará y en el corto plazo vendrán nuevas marchas; posiblemente marcharán empresarios de conciertos, productores fonográficos y -tristemente-, cientos de compositores que han dado gloria al país con sus ofrendas musicales, muchos de los cuales viven en la miseria recibiendo insignificantes regalías, -léase migajas-, sujetas al amaño de entidades que como ACINPRO y SAYCO solo pareciera interesarles los recaudos y no los aportes justos y las promociones de sus artistas.
Igualmente marcharán también sobre nuestras calles y carreteras centenares de personas que se sienten maltratadas por las EPS en el deteriorado sector salud, solicitando servicios más ágiles y efectivos.
Se aproxima la hora cero para la implantación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y quizá caminarán todos los sectores que -como decimos en el lenguaje callejero- "llevarán del bulto" porque el Gobierno tal vez no tendrá la solución a tiempo a miles de empresarios, pequeños agricultores y sectores industriales que no podrán competir en igualdad de condiciones.
Todos estos casos se podrían presentar, diríamos, "dentro de lo normal" por la improvisación que siempre nos acompaña en casi todas las actuaciones y por gobiernos que se han acostumbrado a presentar proyectos y leyes, lanzarlos a la luz pública y mirar las reacciones de los implicados, para luego recogerlos y hacer ajustes.
Esta es una forma de no querer equivocarse finalmente, pero angustiosa y desgastante para todos.
Nuestro amado terruño es una potente máquina que produce constantemente sucesos buenos y malos y seguramente se conformarán "otras marchas" con finalidades diferentes, exiguas de vergüenza, cínicas o ignorantes -como ocurrió hace dos años- para "exigir" al Gobierno que soltara al líder de DMG, pues estaba obstaculizando el libre desenvolvimiento de un personaje que simplemente les estaba cumpliendo con mágicos rendimientos financieros.
Aduciendo persecución y molestias al derecho a trabajar, miles de individuos que practican la aberrante piratería pensarían que tienen derecho a su "otra marcha" para exigir que se les deje fabricar productos más al alcance de los pobres o una marcha de congresistas exigiendo ajustes en sus mesadas, pues no les alcanza el dinero para tanquear sus vehículos?
El gobierno del Presidente Santos no puede seguir siendo un apagador de incendios; deberá asumir el control total y anteponerse a los brotes de inconformidad manifiestos, pues se siguen sumando temas críticos que crecen día a día como la magna volcánica y pueden explotar en cualquier momento.
Deberá apoyar con conciencia democrática las marchas justas no violentas ya que constituyen un derecho ciudadano y además reforzar la inteligencia sobre grupos de facinerosos que detrás de pasamontañas desvirtúan los verdaderos objetivos de ellas.
De todas maneras el sueño de este país -que crece económicamente bien-, es el que todos sus ciudadanos puedan realizar sin interrupciones sus actividades cotidianas, que trabajen más... y marchen menos.
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