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LOS AÑOS PERDIDOS DE LA DEMOCRACIA MEXICANA

  • JO TUCKMAN | JO TUCKMAN
    JO TUCKMAN | JO TUCKMAN
24 de junio de 2012
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En el 2000, el Partido Revolucionario Institucional que había dominado en México por 71 años con la ayuda de una mezcla de autoritarismo, corrupción y manipulación electoral, no fue reelegido. Esto fue visto como el final de una era, la relegación de una institución anacrónica hacia el morro de desechos de la historia.

¿Cómo es entonces, que el candidato del partido, Enrique Peña Nieto, parece estar posicionado para ganar las elecciones presidenciales el próximo domingo y convertirse en el líder de 113 millones de mexicanos? En parte, es un tributo a los instintos de supervivencia del partido, y a una reforma de imagen que toma la forma de un candidato joven y con un aura de ídolo.

Pero el PRI no podría haber llegado a esta posición si el resto de la élite política no hubiera hecho tal desorden de las oportunidades en los últimos 12 años para hacer de México una democracia funcional.

La negligencia, la corrupción y el abuso de poder en todos los niveles del gobierno rara vez tienen consecuencias serias. El gobierno federal, en una época el máximo árbitro político, ha cedido el poder a las autoridades locales, pero eso les ha llegado a pocos ciudadanos ordinarios, cuya participación se ha reducido en gran parte al día de las elecciones. La sociedad civil no ha demostrado ser lo suficientemente organizada ni poderosa como para hacer que la clase política privilegiada asuma responsabilidad. En algunas partes de México, los violentos carteles de la droga han llenado esta aspiradora de poder. Desde que el Presidente Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional, o PAN, comenzó su asalto frontal contra las organizaciones de las drogas en 2006, han muerto unos 50.000 mexicanos. Policías corruptos y procuradores protegen a los asesinos. Decenas de periodistas han sido asesinados.

Calderón, quien por ley está limitado a un periodo de seis años, dice que ha salvado a México de convertirse en un narco-Estado fracasado. Alega que la ofensiva era necesaria porque los cómplices gobiernos anteriores, los débiles esfuerzo estadounidenses para atacar el consumo de drogas y el tráfico transnacional de armas, y los cambios en el mercado criminal organizado han permitido que el poder y la bestialidad de los carteles se hayan salido de control. Tiene razón, pero el fracaso por parte de su partido por encontrar formas democráticas para reafirmar el poder del Estado y la legitimidad, después de que una hegemonía de partido llegó a su fin, es gran parte de la historia del porqué los carteles aún no han sido dominados.

La débil presidencia del antecesor de Calderón, Vicente Fox , del PAN, quien fue presidente desde 2000 hasta 2006, merece gran parte de la culpa. Fox derrochó el entusiasmo que acompañó su histórica elección y no hizo casi nada por reformar las estructuras de gobierno que dejó el PRI. Además de un enérgico, aunque destinado a fracasar, impulso por llegar a un acuerdo de inmigración con la administración de George W. Bush , avanzó lentamente por una neblina de frivolidad, salpicado por una veta de maldad que demostró al tratar de bloquear a un izquierdista popular, Andrés Manuel López Obrador , de siquiera lanzarse a la presidencia. Eso fracasó, pero López Obrador perdió por un pelito ante el candidato del PAN, Calderón, quien exitosamente lo tachó de mesiánico radical desaforado, en 2006. El segundo periodo para el PAN, ganado por Calderón, significó más estancamiento aún para la democracia mexicana.

El límite de un periodo para muchos cargos significa que los políticos que quieren avanzar sus carreras hacen negocios en los cuartos de atrás mientras se enfocan hacia el puesto que sigue, en lugar de debatir su récord ante los electores en un esfuerzo por ganar la reelección. Reformas judiciales, aprobadas en 2008 han sido mal financiadas y lentas para entrar en efecto. Agencias regulatorias son demasiado débiles para imponer sus deseos sobre los monopolios y oligopolios que controlan la economía.

Ha habido aspectos rescatables en los años de PAN. El colosal mal manejo económico de los últimos años del dominio PAN se ha transformado en un compromiso con la estabilidad. Leyes de transparencia y medios noticiosos agresivos están aplicando el escrutinio a los poderes que existen.

Sencillamente, después de 12 años en el exilio, el PRI se está preparando para reasumir su tradicional puesto en el poder. "Es un gen, un chip que llevamos y que los demás partidos no llevan," me dijo un miembro vitalicio del partido quien conoce a Peña Nieto. "Los del PAN son buenos para estar en la oposición, pero no saben cómo estar en el gobierno, y los mejores operativos en la izquierda fueron entrenados dentro del PRI". En otras palabras, los miembros del PRI nacieron y fueron criados para gobernar.

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