Quienes han padecido el secuestro merecen nuestra mayor admiración por el solo hecho de sobrevivir de manera infrahumana largas jornadas, algunos hasta más de diez años soportando la degradación en todo sentido en la que son obligados a 'vivir'.
Aunque a Colombia la destronaron otros países, gracias a Dios, del primer lugar donde se comete este infame delito, seguimos viviendo en esa sombra con el terror de ver campos cercados por alambres de púas y cadenas atadas a los cuellos de seres humanos.
Esta situación, por demás dolorosa, se acentúa aún más cada vez que las Farc pretenden ganar espacio político y anuncian liberaciones en las que, como en un libreto concebido sin dejar nada al azar, se conforma una comisión de facilitadores para traer a los secuestrados.
Muchos agradecimientos públicos ha recibido la senadora Piedad Córdoba por encabezar estas delegaciones, además le llueven los aplausos porque en la última que estelarizó (es el término para su gestión) dicen que estuvo más prudente que en las anteriores. ¿Será cierto? ¿Ser prudente es llamar a una presentadora del canal Telesur (de nombre Patricia) en el momento en el que Alan Jara iba en el carro del aeropuerto al Club del Meta para la rueda de prensa, para entregar en exclusiva las primeras declaraciones del liberado que por obvias razones hizo caso a la negociante de su secuestro?
En nuestro país una aplastante mayoría somos 'colombianos por la paz' -no creo que haya nadie que quiera ver este país en guerra- pero a muy pocos se les pasa por la cabeza hacer transacciones cuyas mercancías sean los secuestrados.
Dirán algunos que gracias a estos negociantes hay decenas de compatriotas hoy en sus casas y tenemos que agradecerles a ellos y a las Farc su buen gesto: ¡éste verdaderamente es el mundo al revés! ¿Agradecer la arrepentida de Piedad cuando primero dijo en el noticiero de la noche de Caracol que ya no estaría en más liberaciones porque un pasajero en un avión hacia Cali le dijo no sé qué cosas, y al día siguiente en el desayuno regresó a su papel protagónico?
La tarea que se autoencomendó Colombianos y Colombianas por la Paz no le corresponde ni mucho menos a un grupo que tiene hasta el momento una candidata al Senado (¿o a la Presidencia?) y un candidato a la Cámara de Representantes (dicen los medios que Alan Jara ya habló de ese tema con el ex presidente César Gaviria para aspirar por el Partido Liberal).
Para servir de mediadores en conflictos como el nuestro, entre otras cosas, se constituyeron organizaciones -esas sí neutrales- como la Cruz Roja, la OEA, la ONU y otras de buena voluntad como la Iglesia Católica.
Creo que los ciudadanos estaríamos más tranquilos en manos de estas últimas que de la primera, porque tendríamos la seguridad de no volver a ver a nuestros secuestrados como mercancías, sino como seres humanos. Como lo que son.
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