Más allá de los ruidosos pronunciamientos mediáticos de algunos organizadores y entusiastas participantes, valdría la pena preguntar ¿qué nos dejó el Foro "Haciendo la Paz de Colombia"?
Parecería que nada nuevo aportó. Soporto esta afirmación al leer la nebulosa declaración final, cuyas conclusiones no responden al pomposo nombre del publicitado foro, y las expectativas que hábilmente crearon sus promotores en los medios de comunicación.
Pensaría que se vieron más las legitimidades dadas a los grupos guerrilleros sin contraprestación alguna de su parte, que la construcción de una hoja de ruta cierta y viable para buscar la paz.
O más bien, que este foro fue la plataforma de lanzamiento de los Colombianos y colombianas por la paz (CCP), para anunciar un periplo por países de América, Europa, Asia y África, arrogándose una vocería de la paz de Colombia que vienen madurando desde el inicio de su "intercambio epistolar" con las Farc y el Eln.
Entonces, ¿dónde quedaron los anuncios de la exsenadora Córdoba sobre la liberación del resto de cautivos en poder de las Farc?
Todo parece indicar, que una vez sea elegido el Secretario de Unasur, las Farc le propondrán la humanización a este organismo, como un gesto de paz y con la solicitud explícita de que funja como facilitador del desarrollo de una agenda humanitaria bilateral con el Gobierno.
No debemos olvidar que entre los candidatos para presidir Unasur se encuentra un ilustre excanciller venezolano. ¡A veces, nos creen bobos de oficio!
Tampoco comparto la intencionalidad manifiesta del Foro, al mostrar a Colombia como factor perturbador de la seguridad hemisférica; pretender buscar un reconocimiento político a las Farc y al Eln; no presionar a estos actores violentos para ser sometidos a la institucionalidad colombiana con las garantías necesarias, y pretender convertir a los CCP en el único "interlocutor válido".
No considerar el fomento y la construcción de la confianza mutua como primer paso para dar, con la confidencialidad debida, sin protagonismos, y no explorar la posibilidad de iniciar un prediálogo serio y responsable.
Y para colmo de males, pretender propagar la existencia de un terrorismo de Estado y la negación de garantías constitucionales, como afirmar que en Colombia sólo reina la barbarie y el atropello sistemático a la dignidad humana y a los derechos humanos.
Estos inocultables sesgos ideológicos resaltaron durante el Foro, y así es muy difícil hacer aportes reales y factibles a la búsqueda de una paz definitiva y duradera.
Además, es inadmisible pretender imponer, de entrada, el modelo de la trilateral preconstituyente, escenario donde el Gobierno sería un convidado de piedra. Esta propuesta es imposible de aceptar, a pesar de su lindo ropaje de paz.
PAUSA UNO: La causa justa que deberíamos asumir todos los colombianos, es la búsqueda de una paz definitiva y durable con dignidad, plenas garantías y no a cualquier precio.