No sólo miopía recurrente tienen muchos dirigentes del país, de la clase política y empresarial, sino que padecen de un virus que les produce un antioqueñismo crónico.
Como consecuencia de este, padecen esa miopía en perjuicio de sus propios intereses. La frecuencia de la miopía no es mucha. Se presenta apenas cuando se anuncia algo que pueda favorecer a Antioquia aunque el beneficio sea para todo el país. Prefieren el propio mal a que Antioquia se beneficie.
Está pasando hoy cuando se habla de las Autopistas de la Prosperidad. Se llamaban de La Montaña, pero se debió cambiar el nombre para que se dieran cuenta de que eran obras para todo el país. Prefieren no darse cuenta a reconocer que son obras para la verdadera prosperidad de Colombia.
El mejor argumento lo dio quien ha experimentado los grandes beneficios que recibió utilizando el golfo de Urabá para hacer sus exportaciones e importaciones.
El presidente de Estra, Juan Fernando Gómez, en su informe a la asamblea de accionistas dijo: "De igual forma, vamos a aprovechar mucho más el puerto de Urabá: el año pasado nos ahorramos una semana de tiempo de logística y cerca de 40.000 dólares realizando importaciones de EE. UU. y exportaciones a Centroamérica, en comparación con los puertos de Cartagena y Buenaventura".
No es que haya aprovechado la cercanía a Urabá durante todo 2012. Dice que este año aprovecharán más ese puerto, que no existe, pero que le dio grandes beneficios utilizando la precaria infraestructura que hay. La carretera a Urabá apenas alcanza a ser una carreterita secundaria con grandes dificultades para transitar por ella. Muelle en Urabá no hay.
El embarque y desembarque lo tienen que hacer en las barcazas (o bongos) que utilizan los bananeros y, sin embargo, ahorraron 40.000 dólares y una semana de tiempo.
Esto nos muestra la importancia de que la primera obra sea la autopista a Urabá.
Los cafeteros, los textileros, los confeccionistas, los productores de electrodomésticos, los periódicos y revistas, los productores de autopartes, los productores de alimentos procesados, los agricultores, los industriales, en fin, los importadores y exportadores, en general, ahorrarán muchas semanas en tiempo y muchos dólares para sus empresas si se construye la autopista a Urabá, con túneles y las mejores especificaciones para el beneficio de Colombia.
Si los futuros beneficiarios de la carretera y el puerto conformaran una sociedad portuaria, con el aporte que resulte del ahorro en transporte hasta el puerto en Urabá durante unos diez años se podría construir, mientras la Nación cumple el compromiso de hacer la carretera a ese puerto. Así se rompe el círculo vicioso de qué es lo primero que se debe hacer.
Que no quieran a Antioquia no lo entiendo, pero lo acepto, pero que dentro de su egoísmo acepten los grandes beneficios que tendrán para sus propios bolsillos y que dejan hacer las obras para Colombia así ellas sean en Antioquia.
Lo que no se puede aceptar es que quieran suprimir los túneles y hacer una carreterita secundaria como todas las que tenemos en este Departamento.
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