A pesar de ser un anciano de 15 años -porque multiplicados por 7 equivalen a 105-, de ser manipulador y no dejar a su dueña salir de casa porque se queda llorando, 'Dominó' no quiso comulgar. Sigue en pecado.
En medio de un calor sofocante y ante unas 400 personas y más de mil mascotas, este perro French Poodle no quiso recibirle al sacerdote la galleta que servía de hostia de comunión, como feliz culminación de una misa que se celebró ayer en Medellín cerca a la estación Industriales del Metro.
'Dominó' estaba cansado y lo que menos tenía era ganas de galleta. Sentía tal vez sed y deseos de irse a casa con su ama, Luz Elena Pareja.
-Es muy noble y cariñoso y a pesar de lo viejo, es sano y alentado-, dijo Luz Elena.
Para ella, a pesar de lo manipulador, 'Dominó' actúa por amor, le hace falta que ella esté a su lado y ese pecado no es grave, "tal vez por eso no comulgó, ja, ja,", dijo la señora, que expresó su amor por los animales.
Y este era el propósito de esta eucaristía que se ofició con los perros y las mascotas en general como invitados especiales.
El sacerdote encargado de la ceremonia, Jesús Rivera Giraldo, hizo lagrimear a más de uno cuando dijo que "quien trata mal a un perro, lo tira a la calle a que muera de hambre o lo atropelle un carro, tiene el demonio en la cabeza y no se quiere ni a sí mismo" y cuando repitió que "quien ama a los animales, los cuida y los trata bien, tiene a Dios en su corazón".
Afirmó que esta celebración no contradice a Cristo, "porque el hombre es continuador de la obra creadora de Dios, es un acto noble" respaldado en una carta por el arzobispo de Medellín, monseñor Alberto Giraldo, y el padre Óscar Álvarez, párroco del Perpetuo Socorro, en cuya jurisdicción fue la ceremonia.
Paciencia y nobleza
Claro que no todos los perros rechazaron la "galleta" de comunión, que más que el sello del perdón a sus pecados, era el premio a su paciencia y nobleza por acompañar a sus amos.
'Homero', por ejemplo, recibió feliz la galletica, igual que 'Katia', una salchicha que ha ganado premios por su porte y que es el orgullo de Marina Zapata, su dueña.
-¡Qué pecados va a tener mi perra!, ella es pura nobleza-, expresó la señora.
El más pinchado de la mañana fue 'Simón', un Bulldog de 10 meses que con su porte levantó risas y admiraciones, casi igual que su dueña, Natalia Bedoya, quien lo llevó a la misa a ver "si se apacigua, si se arrepiente de tantos daños que hace en la casa, con los muebles y los taburetes", a los que rompe a mordiscos cada que lo dejan solo.
Uno muy calmado fue 'Rubencho', un Pug que tiene 24 hijos y al que hubo que castrar porque se le estaba encaramando hasta a las gallinas, según confesó su amo, Rubén Darío Hernández, 'Rubencho' (que no es el ex jugador de Nacional).
-A los once meses empezó a coger perras y cambió su conducta, pero es noble y especial con los niños-, añadió Rubencho, el amo.
Y ¡claro!, hubo 'coliados', como 'Julieta', la mula pony que con zapatos en sus cuatro patas fue la sensación de la cita, o 'Florita Zuluaga', la gallina cubana de Flor Ángela Zuluaga, que recibió la bendición del cura y fue puesta en el altar como ejemplo de comportamiento.
No faltaron los perritos tuertos, cojos o mochos, que muchos han recogido de la calle para salvarlos de morir.
En esta fiesta pintoresca, da alegría ver que en Medellín el amor por los animales gana espacio, que se les tiene misericordia, como lo podía San Francisco de Asís.
-Quien ama a un animal tiene un corazón noble-, dijo el padre Jesús. Y estoy con él. Mejor no lo pudo expresar. Eso sí, tal vez en la próxima misa, en vez de galleta habrá que darles mortadela o salchicha. Seguro, ninguna se quedará sin "comulgar".
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