La frase que da para este título tiene que ver con el decomiso de 400 kilos de bienestarina en zona de Llanos de Cuivá, norte de Antioquia, que estaban siendo utilizados para nutrir marranos y pollos, mientras muchos niños se siguen muriendo por desnutrición en el Departamento.
Lo que no se explica es que nadie dé razón de la procedencia del complemento alimentario ni se hubieran dado capturas. Ha pasado lo mismo con otros hechos de uso de bienestarina como alimento de animales (en Chocó) y nunca se conoce qué hace el ICBF para evitar la situación.
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