El país del sol naciente sigue sin poder alcanzar una sólida estabilidad política y el tsunami del pasado 11 de marzo poco aportó en esa causa. Ahora la misión de alcanzar ese objetivo quedó en manos de Yoshihiko Noda, quien asumió ayer como el nuevo Primer Ministro japonés, un cargo que ha cambiado de rostro seis veces durante los últimos cinco años.
Como nuevo titular del Partido Democrático y cabeza visible del Gobierno, Noda deberá lidiar con la crisis nuclear y las consecuencias económicas y sociales que dejó el paso devastador del tsunami el pasado 11 de marzo. "Si la economía mejora, lo hace también la autoestima de los japoneses, quienes atraviesan una época llena de dudas sobre sí mismos", explicó a este diario Robert Hathaway, experto en Asia del Centro Internacional Woodrow Wilson.
Tales dudas, según el analista, se refieren a la poca confianza que los habitantes del país asiático tienen acerca de su futuro como nación y de su habilidad para ser competitivos en los años por venir, mucho más cuando han sido desplazados por China como la segunda economía del mundo.
A nivel interno, los internacionalistas no auguran un futuro prometedor, pues la población disminuye y el desbalance entre la fuerza productiva y las personas no aptas para trabajar, crece con rapidez.
"Cada vez serán menos personas que trabajan sosteniendo a más personas que no lo hacen, y el sistema político japonés no le da la bienvenida a los inmigrantes, que podrían ser una solución al problema", advirtió Hathaway.
Meredith Broadbent, especialista en Asia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, aseguró que Japón debe decidir si solicitará su ingreso al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), un tratado de intercambio comercial suscrito hasta ahora por Australia, Brunei, Chile, E.U., Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
"Japón es un mercado clave en la región y debe responderse rápido la pregunta de si entrará a formar parte de esta iniciativa", indicó Broadbent.
Elegido en medio de la crisis
Yoshihiko Noda, de 54 años, fue hasta este lunes el ministro de Finanzas del Gobierno de su antecesor, Naoto Kan, quién dimitió, junto con el resto de su gabinete, debido a las críticas por su falta de decisión frente a la tragedia.
Su nombramiento lo convierte en el Primer Ministro número dieciséis en los 22 años de reinado del actual emperador.
Para el analista Robert Hathaway, esa es una señal de la debilidad actual del sistema político japonés "y de su inhabilidad para promover un liderazgo dinámico en la región".
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