Tras cuatro meses y 24 días de discusiones, entre el Gobierno y las Farc, alrededor del problema de las drogas ilícitas, ambas delegaciones se mostraron optimistas de lograr, lo antes posible, un acuerdo definitivo sobre este punto.
Así lo concluyeron ayer en La Habana al finalizar el ciclo número 22. Sin embargo, paralelo a estas discusiones, en el país se presentaron una serie de hechos, que aún no se sabe cuánto incidieron en el ritmo de la mesa de diálogo.
Ellos fueron: las presuntas chuzadas a la delegación del Gobierno por parte del Ejército, las enconadas críticas de las Farc a las F.M., la llegada de "Fabián Ramírez" a Cuba; la explosión de una bomba en Quibdó donde murieron cinco personas y el secuestro y asesinato de dos policías en Tumaco, ambos casos de responsabilidad de las Farc.
Algo dejó entrever Humberto de la Calle en su declaración de ayer en el Palacio de las Convenciones de La Habana: "a pesar de las dificultades y de los dolores de este conflicto, que nos golpean como a todos los colombianos, sabemos que tenemos una oportunidad cierta para alcanzar la paz de Colombia".
Las reglas y el narcotráfico
Se sabe que desde un principio las Farc y el Gobierno acordaron iniciar las conversaciones sin un cese el fuego bilateral, que la confrontación no incidiera en la dinámica misma de los diálogos.
Por eso Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y de Seguimiento al conflicto de la Universidad Nacional, aclaró que esta serie de hechos, más la campaña electoral "es muy poco lo que inciden en la mesa de diálogo. Si así fuera sería terrible porque en este país todos los días pasan cosas".
El primer punto (desarrollo integral agrario), el Gobierno y las Farc lo acordaron tras cinco meses y nueve días. En el segundo (participación política) utilizaron cinco meses y 11 días. Pero el narcotráfico, que es el asunto que los aboca, en palabras de Humberto de la Calle es "un tema muy sensible para Colombia", de ahí el tiempo utilizado para abordarlo, que sobrepasaría a los anteriores. Tanto que este punto es catalogado como la prueba de fuego de los diálogos de paz. Así lo predijo Marc Chernick, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Georgetown, en entrevista con este diario en agosto de 2013: "ahí es cuando llega a la puerta de los Estados Unidos. Vamos a ver qué pasa, qué tal si proponen una Plan Marshall para las zonas cocaleras. Ahora, no sé si E.U. está listo para esta discusión pero el contexto es distinto hoy en día. Toda la región está cuestionando la guerra antinarcóticos. Nadie cree en este guerra, entonces E.U. tendría que ver si el proceso de paz en Colombia llevaría a replantear su política de las drogas. Esta es la prueba de fuego".
Los avances
Las delegaciones del Gobierno y las Farc informaron que se ha "avanzado sustancialmente sobre diferentes aspectos" respecto al punto de la solución al problema de las drogas ilícitas. Según "Iván Márquez", "los logros permiten asumir que el camino de la reconciliación se libera de obstáculos".
El Gobierno resumió así los resultados obtenidos en estos casi cinco meses: se avanzó en "la puesta en marcha de planes integrales de desarrollo con la participación de comunidades para la sustitución de cultivos".
Se está trabajando "en el impulso de programas de prevención del consumo de drogas dentro del marco de políticas de salud pública" y se estudia "la solución a los fenómenos de producción y comercialización de narcóticos", para "liberar a Colombia de la siembra de coca y la producción de cocaína".
Por otra parte, en respuesta a la reiterada solicitud de las Farc, de crear una comisión de la verdad que investigue y aclare todos los crímenes cometidos durante el conflicto armado, el Gobierno les respondió que está de acuerdo pero que esta comisión se debe crear "como producto del acuerdo del fin del conflicto", ya que "el Gobierno concibe la verdad como un instrumento para la paz y no como una herramienta táctica para las negociaciones". Finalmente, De la Calle pidió que en medio de la campaña electoral se hable de hechos concretos sobre los avances en los diálogos "y no sobre especulaciones para crear efectos políticos en la opinión"
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