Con ocho votos a favor y dos en contra, la reforma política se hundió definitivamente en la comisión primera del Senado.
La votación no alcanzó la mayoría calificada, es decir 10 votos a favor, por lo cual quedó archivada. Los senadores Hernán Andrade y Samuel Arrieta, fueron los que votaron en contra.
Al menos por este semestre, el Congreso no contempló sanciones a los partidos políticos implicados en el escándalo de la parapolítica. Dos votos le faltaron a la reforma política, que establecía las sanciones, por lo que fue enterrada en su séptimo debate.
Ocho votos a favor y dos en contra, fueron el acta de defunción definitiva, pues la reforma necesitaba mínimo 10 votos positivos, es decir, la mayoría calificada. La comisión primera había decidido este martes, tras un largo e intenso debate, que trece senadores debían votar este acto legislativo. Sin embargo, tres de los ‘habilitados’ prefirieron alejarse de la votación.
La reforma contó con la negativa de los senadores Samuel Arrieta (Convergencia), quien siempre mantuvo esa decisión, y la de Hernán Andrade (P. Conservador), que adoptó esa postura luego que su partido “flexibilizó” el anunciado apoyo a la reforma.
A los votos favorables, los tres del Partido Liberal, Héctor Helí Rojas, Juan Fernando Cristo y Jesús García; los dos del Polo, Gustavo Petro y Parmenio Cuellar; y el de Gina Parody (La U), se sumó el de Elsa Gladys Cifuentes (Cambio Radical) y el de Óscar Darío Pérez (Alas), quien a última hora defendió su postura, precisamente cuando los cálculos de la votación le auguraban nulo futuro a la reforma.
La votación no contó con la participación de Javier Cáceres (Cambio Radical), Carlos García Orjuela (La U) y Roberto Gerlein (P. Conservador), quienes a pesar de haber sido habilitados por la comisión primera, que rechazó sus impedimentos, argumentaron razones éticas y jurídicas para salirse de la discusión, en el caso de los dos primeros. Gerlein no asistió este martes al Congreso.
Tras la votación, a las 6:04 de la tarde, los miembros de la bancada de oposición señalaron como responsable al Gobierno del hundimiento de la reforma y dejaron en el tapete la posibilidad de seguir en el Congreso. Así lo plantearon, entre otros, Gustavo Petro y Juan Fernando Cristo, aunque todo lo dejaron en manos de sus respectivos partidos.
Petro, dijo que el actual Congreso es “ilegítimo” porque no se “retiraron las curules de las mafias”. Cristo, señaló que “quienes estamos comprometidos por un congreso transparente y alejado del crimen organizado, con legitimidad ética y política para tomar decisiones, tenemos que reflexionar sobre la conveniencia de quedarse, sobre todo en una comisión primera, que fue inferior a la responsabilidad histórica con el país”.
Por su parte, el Ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi, reafirmó la intención del gobierno de presentar una “reforma estructural” a partir del 20 de julio, propuesta que saldrá de una comisión de notables que será definida en la mañana del miércoles. Lo que advirtió Holguín es que esa reforma no se le colgarán “arandelas e inconveniencias”, que según el funcionario, se le pusieron a esta.
Aunque el final que tuvo la reforma se esperaba, tuvo que ser tras una larga discusión. Una corona fúnebre que fue puesta en el atril del recinto de la comisión, selló la suerte del proyecto que más ocupó al Congreso, y que terminó archivado al no tener ni consenso ni mayorías.
La agonía
Los congresistas más veteranos no recuerdan que un proyecto haya tenido tan larga agonía como la reforma política. Este martes, contra todo pronóstico, el acto legislativo que busca, entre otras cosas, que el Congreso se autosancione tras el escándalo de la parapolítica, volvió a tomar pulsaciones cuando la Comisión Primera rechazó los impedimentos de cinco senadores y señaló que 13 congresistas deben aprobar o archivar la iniciativa.
En consecuencia, la reforma no tuvo el “entierro de segunda” que suponía su hundimiento por trámite, si no que casi en “tiempo de descuento”, como dirían los cronistas deportivos, el obstáculo de los impedimentos fueron superados, por lo que las ponencias fueron discutidas y votadas.
La larga agonía de la reforma, en su día decisivo, comenzó a las siete de la mañana cuando en un deserrado intento, la presidenta del Congreso, Nancy Patricia Gutiérrez, convocó a los principales voceros de los partidos a tomas una “decisión autónoma y de cara al país”, sobre todo después del comunicado del Presidente Ávaro Uribe, que el pasado viernes rechazó la reforma política con todo y la ‘silla vacía’ que contemplaba.
Dos horas después, a las nueve de la mañana, precisamente cuando la Comisión Primera del Senado empezaba a sesionar, Nancy Patricia Gutiérrez, sepultó la reforma. “No hubo ningún acuerdo (…) faltó voluntad política”.
A esa hora, cuando ya se había conformado el quórum (sólo se ausentaron Roberto Gerlein y Eduardo Enríquez Maya, de la sesión definitiva), el debate empezó sus dilaciones. La primera discusión se concentró en la legalidad de las polémicas sesiones del miércoles y jueves de la semana pasada, en las que sólo seis senadores comparecieron.
Hernán Andrade (P. Conservador), quien presidía la sesión, fue el primero en defenderse ante los ataques de la oposición por su ausentismo. El senador Juan Fernando Cristo olió un mal ambiente y pidió a sus colegas de la oposición “no caer en el juego de dilatar el debate” y decidir de una vez por todas, y tras tres semanas de fallidos intentos, los impedimentos que habían trancado la discusión de la reforma. “Si quieren hundir la reforma, que lo hagan, pero explicando sus razones, y no por trámite”.
Teodolindos y honras fúnebres
Sin embargo, hubo fuertes discusiones que motivaban réplicas y contra replicas, entre miembros de la coalición y la oposición. Se acercaban las doce del día, cuando la discusión se calentó.
Tras aprobar la sesión permanente, aparecieron entre las barras tres personas con la máscara del ex representante Teodolindo Avendaño, que levantaron un cartel que decía: “Ni cohecho, ni reelección. Sí a la silla vacía”. Hernán Andrade, en funciones de presidente de la comisión, ordenó a la Policía retirar a los manifestantes, algo que exaltó al senador Gustavo Petro, vicepresidente del debate: “Aquí quieren sacar es a los ciudadanos que piensan diferente. Prefieren dejar las curules del paramilitarismo”.
Volvieron las réplicas, incluso la del Ministro Carlos Holguín, quien rechazó enérgicamente los señalamientos que antes había hecho Petro al decir que el Congreso era mafioso.
Eran las 12:43 de la tarde cuando la paciencia del ministro Holguín se agotó. Una ofrenda floral fue puesta en la puerta del recinto de la Comisión Primera. La corona de rosas y azucenas tenía una cinta en la que decía: “Q.E.P.D. Reforma Política”. “Que irrespeto a los sentimientos más caros de la humanidad: el dolor y la pena”, dijo Holguín.
El nuevo obstáculo
A la una de la tarde, cuando ya todos daban por muerta la reforma (aquí lo único que queremos es que le den cristiana sepultura, dijo Juan Fernando Cristo), un nuevo obstáculo le salió a la reforma. El impedimento de Elsa Gladis Cifuentes.
Todo por cuenta de la recusación que radicó la senadora Daira Galvis (Convergencia, y que hace parte de otra comisión) en contra de Elsa Gladys Cifuentes (Cambio Radical), reemplazo de Germán Vargas Lleras si no se declaraba impedida.
La razón, según Galvis, había reemplazado por casi un año a Reginaldo Montes, un senador capturado por haber firmado el pacto de Ralito, y eso la “beneficiaba directamente al aprobar esta reforma”.
La oposición replicó. “Lo que faltaba, que la abogada de Enilce López (La Gata) va a decidir quien puede o no votar la reforma”, dijo Petro.
La presidencia de la comisión propuso enviar la recusación a la Comisión de Ética del Senado, pero la alternativa fue derrotada en votación por 6 votos por el sí y 7 por el no.
Eran las dos de la tarde. Doña Blanca, la señora que desde el 2002 ha venido sirviendo tintos y aromáticas en la comisión primera, tuvo que traer dos bolsas de café y una de hierbas. Su bandeja de tintos ya no daba abasto.
En ese momento empezaron a discutirse los impedimentos para decidir si había o no mayorías para discutir la reforma. De nuevo, otra discusión agitada.
Respiración artificial
Cuando ya se completaban las seis horas de debate, y tras votación nominal, la comisión primera decidió que la reforma cuenta con trece votos, al rechazar los impedimentos de los senadores Javier Cáceres (Cambio Radical), Carlos García Orjuela (La U), Óscar Darío Pérez (Alas), Roberto Gerlein (P. Conservador) y Elsa Gladis Cifuentes (Cambio Radical).
En consecuencia, tan solo se aprobaron los impedimentos de cuatro senadores: Juan Carlos Vélez (La U), Eduardo Enríquez Maya (P. Conservador) Armando Benedetti (La U) y Carlina Rodríguez (P. Conservador).
Sin embargo, Javier Cáceres dejó constancia que por cuestiones éticas no podía hacer parte de la votación “Por eso me salgo, me voy”. Carlos García también tomó el mismo camino, mientras que Óscar Darío Pérez, quien entraba y salía del recinto, optó por hacer parte de la discusión.
Las ponencias
Cuando la presidenta del Congreso canceló la plenaria de Senado de este martes, empezaron a discutirse las ponencias. Una favorable expuesta por Gina Parody (La U) y una negativa, defendida por Samuel Arrieta (Convergencia).
El Ministro Carlos Holguín reiteró su postura en rechazar la reforma política, tal como venía de la Cámara de Representantes, es decir, con la ‘silla vacía’ desde la medida de aseguramiento.
A esta hora las ponencias siguen siendo discutidas y aún no hay consenso entre los 10 senadores que hasta el momento hacen quórum decisorio. Los seis artículos de la reforma serán votados artículo por artículo. “Todo está consumado”, dijo Gustavo Petro antes de la votación.
Eran las 5:59 p.m cuando el secretario leyó la proposición de las ponencias y anunció votación nominal. La tensión creció pues en un último intento, la oposición le pidió al ministro Holguín que llamara a los senadores que se habían retirado: Carlos García y Javier Cáceres. Nunca llegaron y el resultado de 8 a favor y dos en contra selló la historia de la reforma política.
Voces:
Juan Fernando Cristo-Senador liberal
“Quienes estamos comprometidos por un congreso transparente y alejado del crimen organizado, con legitimidad ética y política para tomar decisiones, tenemos que reflexionar sobre la conveniencia de quedarse, sobre todo en una comisión primera, que fue inferior a la responsabilidad histórica con el país. (…) Este es el golpe mortal a la legitimidad ética y política en los dos años que le quedan por legislar”.
Héctor Helí Rojas-Partido Liberal
Vamos a ver que se hace, si continuamos en la comisión primera o no. (…) Nos deja muchas dudas que el próximo presidente del Senado (Hernán Andrade, quien votó negativamente) vaya a ser imparcial y justo al momento de dirigir el Congreso”
Hernán Andrade-Partido Conservador
“No modifique mi línea de conducta, el partido me levantó esa limitante de apoyar la reforma. Estoy de acuerdo con la silla vacía, pero desde el momento de la sentencia ejecutoriada”.
Samuel Arrieta-Convergencia
“Esta reforma no le aportaba nada al país, al gobierno y al congreso. Ponía entre palos al Congreso y era absoluta escueta., Aquí querían era aplicar una silla eléctrica. Apoyaremos una reforma, pero seria”.
Carlos Holguín Sardi-Ministro del Interior
“Hay que abrir la perspectiva de una reforma, estructural y estructurada, con menos ‘colgandijas’ e inconvenientes que creemos haber demostrado. Algunos senadores tuvieron que apelar las ausencias, los impedimentos no se resolvieron todos. La reforma nunca tuvo consenso”.