Que el bosque estaba embrujado y que a Cristian Caro lo tenía un duende embolatado, creía Juan David Quiroz hasta el sábado.Pero desde ayer, se enteró que ya se deshizo el encanto y confirmó que perdió a su amigo del todo, cuando un campesino lo encontró, después de siete días, en el sector de La Catedral, flotando en el Chorro de las Campanas.
Lo encontraron el último día que dedicarían a su rescate. Los bomberos habían propuesto cambiar la estrategia de búsqueda luego de tantos días sin señales de vida.
De ahí que las tías, Rocío y Emilse, hicieran recorridos diurnos y nocturnos por las calles y carreras, avenidas y diagonales, y llegaran ojerosas e igual de desesperadas a la madrugada.
De igual manera, su padre, Roberto, intentó hallarlo pegando afiches de los postes de Envigado y Sabaneta ofreciendo una recompensa de cinco millones de pesos a quien diera información sobre el paradero de su hijo.
Cambio de planes
El último operativo empezaría ayer a las 6:30 de la mañana desde las partes más bajas de la montaña.
Las tropas de socorristas estaban listas para subir y recorrer todas las laderas de Envigado, superar todos los límites y descartar que Cristian aún anduviera por ahí.
Pero la llamada que recibió su madrastra cambió los planes de rescate, contó el comandante del cuerpo de bomberos de Envigado, Fredy Villada.
Un lugareño, que anotó el número de celular que vio en un afiche, la llamó al celular y le contó, sin pedirle ningún tipo de recompensa, que en la zona de El Salto del Ángel había una persona sumergida en un charco.
Alrededor de 30 hombres del Cuerpo de Bomberos, del Clopad (Comité Local para la Prevención y Atención de Desastres) y de la Defensa Civil, cambiaron su ruta y caminaron hacia el lugar donde el campesino había alertado. Y antes de las 9 de la mañana ya tendrían la primera certeza. Sí había un cadáver sobre el agua turbia de la cascada. Pero antes de sacarlo debían esperar a la Policía Judicial para realizar el operativo de inspección.
Después de las 12 del mediodía llegó la comisión de la Sijín para proceder con el levantamiento del joven.
La teniente del cuerpo de bomberos, Juliana Rosero, comunicó que, a pesar del estado de descomposición, se logró identificar en éste "el tatuaje de una mujer en el omoplato derecho", que coincidía con una de las señales del joven que mencionó su familia y que confirmaría otra desgarradora certeza para ella.
Mario Correa, socorrista del Clopad, contó que el joven, sin camisa, con pantaloneta y medias, estaba flotando de espaldas, en cuclillas frente a una roca.
El teléfono no para de sonar. Ahora, llaman para dar el pésame y no para hacer las falsas alarmas ni para despertar los verdaderos desengaños "cuando la gente avisaba que lo habían visto por allá, luego por ahí y que después por acá", dice la tía Emilse.
A partir de ahora, tienen la última certeza. Cristian ya no deambula por la montaña sino por el cielo y a todos les dejó una señal en el corazón y su recuerdo tatuado en la memoria.
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