La última caracterización del sector minero-energético se llevó a cabo fue en 1999, por eso, el Ministerio del Trabajo, motivó al Sena para que volviera a realizarla, y por concurso, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico (Cidet), llevó a cabo una que se presentó en mayo de 2013.
Como resultado, se encontró que el sector es bastante dinámico, en crecimiento. Ha tenido algunas limitaciones de disponibilidad de recurso humano y en general, está preocupado por la calidad del personal disponible, tanto en los perfiles (porque en algunos casos específicos no se consigue gente preparada en el país que cumpla con los requisitos), como en la calidad, sobre todo en las especializaciones.
La preocupación más grande es la poca cantidad de técnicos que hay en el país, porque, culturalmente, en Colombia se cree que, solo si se tiene un título profesional se puede ascender. El resultado es que se están estudiando muy poco los programas técnicos del sector, y la gente que los está haciendo no tiene mucha calidad cuando termina.
Además, la deserción de este tipo de programas está entre el 40% y el 60%.
Fuga de talento
Según el estudio, en Colombia hace mucha falta el técnico en instalaciones de media y alta tensión que, coloquialmente, se le conoce como “liniero”. Pero no es este el único puesto que puede ofrecerse en el sector energético, requiriéndose, en especial, técnicos que suplan las necesidades de la demanda que va en aumento.
El sector eléctrico colombiano ya es multilatino y tiene presencia en diferentes países del continente, eso facilita que se conozca el talento colombiano en otras partes, lo que genera la fuga de talentos. Pero quienes se van, no son precisamente aquellos que están recién egresados, sino quienes tienen un mayor dominio de su labor y han adquirido experiencia con los años; muchos de estos técnicos se van a trabajar a Perú o Venezuela, por ejemplo, haciendo difícil la tarea de conseguir nuevo personal para reemplazarlos, porque entre los recién egresados hay poca calidad y esto limita la capacidad de acción.
Otra característica que se resaltó en el estudio, tiene que ver con que hay poca integralidad profesional. El profesional colombiano se reconocía mucho, en años anteriores, por su capacidad técnica, y esto ha disminuido, además de que no tiene otras competencias transversales como comunicación, emprendimiento, liderazgo, manejo del contexto del sector, demandadas, que se requieren para la implementación de nuevas tecnologías, que involucran más al usuario en el consumo de su energía, para que pueda acceder a otros servicios, por lo tanto, esto se convierte en una falencia muy grande del talento.
Una cadena que se rompe
También se detectó que la formación no está impulsando la productividad y la competitividad de la pequeña y mediana industria, porque una cosa son las necesidades de las grandes empresas del sector, que pueden tomar acciones para capacitar a su talento humano, pero el sector las pymes se siente huérfano, pues no tiene los recursos para fomentar esta capacitación.
Esto se suma a la coyuntura de que en Colombia se hace mucho énfasis en la formación para el primer empleo, pero no para la formación en el puesto del trabajo, de manera que el empleado pueda evolucionar de acuerdo a como cambia el entorno; esta formación se le está descargando a la empresa, y las pymes no tienen muchas oportunidades de hacerlo.
La demanda específica
El sector necesita ingenieros electricistas, así como técnicos y tecnólogos en todas las áreas de la energía. Hay vacantes suficientes para este tipo de ocupaciones.
El sector energético se extiende en todos los sentidos, tanto con las empresas de energía como operadoras eléctricas del continente, como con las empresas de servicios. Los mercados más atractivos, entre las primeras opciones, son Ecuador, a pesar de que protege mucho la industria nacional; Perú, Panamá y Costa Rica, que tienen gran potencial de crecimiento. Siguen -no porque no sean tan interesantes, sino porque la competencia es más complicada- Chile y Brasil, algo menos, Argentina.
De acuerdo con explicaciones del Cidet, teniendo en cuenta esta caracterización, Colombia estableció desde el 2008 la meta de que, antes del 2032, el sector eléctrico aporte 62.000 empleos directos. “En ese camino se ha avanzado, aunque no tan rápido como se quisiera, debido a que hay una especie de desindustrialización en la economía colombiana, que a pesar de que continúa en crecimiento, la industria se ha desarrollado poco en los últimos años. Se espera pasar ese bache pronto y empezar a acelerar este crecimiento para poder cumplir la meta de generación de empleo en el sector, con exportaciones desde 13.500 millones de dólares”, afirma el ingeniero Rubén Darío Cruz, director de innovación de Cidet.
Por lo demás, el sector energético sigue creciendo, con muchas ganas de convertirse en referente para Latinoamérica en energías limpias, en movilidad eléctrica, en producción eficiente de recursos. Son temas en los que se puede posicionar en el continente.