Tras las alarmas que encendieron las autoridades ambientales a finales de 2013 por la propagación del caracol africano en algunos municipios del departamento, y su llegada a barrios de la ciudad, se multiplicaron también las dudas ciudadanas sobre los efectos que produce entrar en contacto con este molusco y el modo de controlarlo.
Para resolver las preguntas más comunes, consultamos con Víctor Vélez Bedoya, coordinador del Grupo de Fauna Silvestre del Área Metropolitana, autoridad ambiental a la que los ciudadanos pueden acudir en busca de recomendaciones y para solicitar el servicio de retiro y exterminación, puesto que no es posible erradicar completamente esta especie.
Esta especie había sido detectada hace varios años en Colombia, pero fue a partir de 2011 cuando se ordenó tomar medidas de control para frenar la invasión de esta plaga.
Los perjuicios en la agricultura son notables, porque los caracoles arrasan con cultivos y ecosistemas completos.
En la salud humana y de mascotas, el caracol gigante africano afecta el sistema digestivo, respiratorio y nervioso. "El molusco se alimenta de todo lo que se le atraviese. Entonces si el ser humano toca su baba, se puede contaminar el sistema digestivo y generar enfermedades", enfatiza Víctor.
Sin embargo, esta no es una especie tan peligrosa como para causarle la muerte a alguien que entre en contacto con ella o, al menos, no se ha conocido algún caso similar.
"Hay que lavar muy bien, con agua y jabón, la parte que tocó el animal. Adicional a esto aplicar algún gel desinfectante", explica Víctor.
No todos los caracoles están contaminados. Lo importante es hacer un buen manejo de las basuras, escombros y recoger los excrementos de los animales, esto con el fin de evitar la propagación de bacterias y del mismo animal. También, evitar tratarlos como mascotas, puesto que su apariencia es atractiva.
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